Recursos Humanos Jueves 18 de Mayo

Trabajar en Equipo: Un modo y no una moda

Dr. Germán Risemberg - Contador Público, Psicólogo, Doctor en Administración, Consultor Empresarial*

Cuando el todo logra superar a la suma de las partes.

Los equipos de trabajo se han vuelto muy populares y muy de moda últimamente, pero tenemos que ser cuidadosos con su forma de concepción y sus campos de aplicación. Deben ser un modo y no una moda de trabajo, como dice Héctor Fainstein.

Imaginemos que tengo que llevar esta silla que se encuentra delante, hasta el final del pasillo. Lo más práctico y rápido es que la traslade yo solo, o sea que se trataría de trabajo individual. No resultaría coherente pedirle ayuda a alguien para que tomándola cada uno de un extremo la comencemos a mover hacia el punto fijado. Ahora bien, si ya habláramos de una mesa, o más aún, de un pesado pizarrón el panorama cambia. Y al embarcarnos en la realización de un esfuerzo conjunto comienza a ser necesaria la coordinación de movimientos. 

Como norma general, diremos que la modalidad de trabajar en equipo se torna necesaria cuando o bien no podemos realizar el trabajo solos, o bien podemos lograrlo con mayor calidad y menor tiempo con la ayuda de otros. Si para efectuar una actividad determinada no es preciso que nos comuniquemos con otros, ni tampoco se hace necesaria ninguna clase de colaboración mutua, las puertas se abren de par en par al trabajo individual.

Vemos, entonces, que no siempre el trabajo en equipo se convierte en la mejor opción. Cuando se realizan tareas repetitivas, rutinarias, que pueden ser perfectamente realizadas por una sola persona no debemos “forzar” la implementación del trabajo en equipo.

El trabajo en equipo se torna muy necesario en los casos en que se requieren habilidades múltiples. Allí el todo logra superar a la suma de las partes. Se consigue el aporte de esfuerzos coordinados que dan sinergia a la acción. Sinergia como 1+1=3. El aporte del primer 1, más el aporte del segundo 1, más el aporte adicional de contar con el primero y el segundo produciendo juntos. Sujetos con distintos saberes y experiencias aúnan sus cualidades y logran una producción notablemente superior. “El todo es más que la suma de las partes” decía ya Lao Tsé en la China milenaria.

El trabajo en equipo no se impone

De todas maneras, tampoco hay que idealizar a los equipos de trabajo, revistiéndolos de cierta omnipotencia. Recordemos que el pensador francés Edgar Morin afirmaba: “El todo es a la vez más y menos que la suma de las partes”. ¿Y por qué menos que la suma de las partes? Porque los equipos de trabajo, por una parte, permiten al sujeto individual lograr objetivos que solo y de manera aislada no podría concretar. Pero, por otro lado, sabemos que los equipos de trabajo se desenvuelven en medio de una fijación de reglas, pautas, normas, que limitan los designios singulares, impidiendo que el sujeto individual realice cosas que solo y guiándose por sus propios criterios e intenciones podría plasmar.

Entonces, no debe tratarse de una mera moda pasajera. El trabajo en equipo es parte de la planificación estratégica de las organizaciones y, por tanto, no constituye un pasatiempo que adoptamos por pura pose porque en el asado del domingo pasado en la quinta de un empresario amigo éste nos manifestó que en su Cía. se trabaja en equipo y, como nosotros no queremos ser menos, entonces cuando llegamos el lunes a la fábrica o a las oficinas decimos: “!Desde esta semana se trabaja en equipo!”.

No se impone el trabajo en equipo. Nadie va a trabajar en equipo “de prepo”. Se tiene que comenzar por comunicar, explicar, aclarar, convencer acerca de las bondades y conveniencias de los equipos de trabajo. No se trata, entonces, de que los “work teams” están de onda o de que en el último número de tal revista especializada cierto gurú del management internacional dijo desde Nueva York o desde San Francisco que ahora se trabaja en equipo.

Por otro lado, el trabajo en equipo resulta muy propicio cuando enfrentamos situaciones de cambio, cuando asistimos a la emergencia de un evento inesperado ante el que hay que responder de inmediato. Los equipos de trabajo son como modelos aptos para armar y desarmar. Allí, por su posibilidad de puesta en marcha veloz (y posterior desarmado también veloz), están en mejores condiciones de actuar que las secciones, los departamentos, las áreas funcionales de las organizaciones.

Finalmente, aparece el factor emocional. Los equipos de trabajo son para muchas personas, fuente de motivación. El trabajar en equipo las entusiasma y las llena de energía mucho más que el trabajar de modo individual. Por eso, a la hora de elegir quiénes integrarán un equipo tenemos que seleccionar personas aptas para el trabajo con otros.

EL TRABAJO EN EQUIPO EN LATINOAMERICA 

Bradley Kirkman, estadounidense él, escribió en un artículo de una revista especializada en management que los latinoamericanos, por nuestra forma de ser, por eso de ser calurosos, afectivos, todo ese asunto del abrazo, de tomar el cafecito y demás, tenemos muchas más posibilidades para desarrollar con éxito el trabajo en equipo que en su país, que pese a ser el “creador” de los equipos de trabajo es un medio en cuyas empresas hay bastante de individualismo y competencia interna.

De todos modos, bien sabemos que en Latinoamérica, con la herencia de autoritarismo consecuencia de toda una historia jalonada por gobiernos dictatoriales, la cosa tampoco resulta fácil. Muestra de ello es el largo predominio de las formas piramidales como modo dispositivo de las estructuras en las organizaciones empresariales.

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