Lo humano en las empresas
Dra. CP Alicia S. Nebbia - Consultora Organizacional
Reconfigurar la cultura organizacional para una mejora calidad de vida laboral, en beneficio del crecimiento de la empresa.
Las empresas están integradas por distintos grupos humanos que cumplen variadas funciones necesarias para la vida de las mismas. Por lo tanto, LA CUESTIÓN HUMANA, es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta por los líderes y para la organización del trabajo en equipo. El que todavía cree que dicha cuestión es menor o que en el corto plazo será totalmente reemplazada por la tecnología, está cometiendo uno de los errores que más costos generarán a dicha organización.
Para entender cuál es la mejor forma de abordar este tema, debemos tener en cuenta que la COMUNICACIÓN es una verdadera oportunidad de encuentro con el otro, siempre que sea sincera, transparente y ética. A partir de este proceso las personas logran entenderse, coordinar sus tareas y cooperar unas con otras para alcanzar los objetivos. De lo contrario, al no ser transparente ni sincera, se convierte en un arma de manipulación para pretender el dominio de algunos sobre otros, causando daños morales, emocionales y económicos imposibles de medir o proyectar.
Lo que posibilita el verdadero crecimiento y desarrollo de las organizaciones es el entendimiento entre las personas que la integran, una buena coordinación y una adecuada cooperación entre todos sus miembros.
Hacia una comunicación asertiva
La comunicación asertiva se define como un comportamiento comunicacional maduro en el cual las personas involucradas se tratan de buenas maneras, respetándose unas a las otras, sin ningún tipo de sometimiento ni de manipulación, sino aceptándose unos a otros con sus similitudes y diferencias. También implica poder estar abiertos a la escucha de las convicciones de los otros, dándole la misma importancia que a las propias y evitando en todo momento, que surjan conflictos, sabiéndolos prevenir a tiempo.
El uso de la libertad, en el entramado de las relaciones humanas, va unido al respeto mutuo, a la tolerancia y a la capacidad de convivir con otros en espacios laborales y conformando, hoy en día, equipos de trabajo que permiten multiplicar el potencial de cada uno de sus miembros. Para ello hay que acordar una forma de comunicación que posibilite generar un clima laboral sano y agradable que facilite todas las tareas y la correcta administración del tiempo.
La forma más sana de convivencia laboral es saber mantener el equilibrio entre lo que pensamos, hacemos, y deseamos que ocurra, a partir de una buena gestión emocional que nos permita equilibrar nuestras energías y la de los demás.
En general, nos adaptamos al entorno que influye sobre nuestros comportamientos, pero sosteniendo algunos límites de dicha adaptación para no comprometer nuestra salud física, mental y emocional. Para ello debemos evitar el mecanismo de sobre-adaptación que nos genera un estrés permanente, la pérdida de nuestras propias metas y la sensación de frustración que se instala para quedarse. Cuando el ambiente se vuelve excesivamente tóxico y no hay formas de modificarlo, lo más saludable es salir del mismo, aunque nos cueste perder cosas que aparecen en nuestra mente como demasiado importantes, pero nunca tanto como para ser más valiosas que nuestra salud. Estar sometido a presión continua en contra de nosotros mismos, es abrir la puerta a cualquier tipo de enfermedad tanto física, como mental o emocional.
La única forma de encontrar la salida es SIENDO UNO MISMO, conforme a nuestra esencia. Y en nuestro interior están todas las respuestas.
La convivencia y el cambio organizacional
Las buenas interrelaciones humanas son la llave para decidir formar parte de una empresa, de un emprendimiento o de un grupo de trabajo. Y para ello, hay que formarse y ayudar a formar a otros, evitando actitudes de confrontación o hiper-competitivas que sólo son la llave para una pésima convivencia organizacional.
Una de las salidas posibles es el cambio de cultura organizacional, porque de lo contrario, si la cultura imperante no se re-configura a favor de una mejor calidad de vida laboral, el costo de ausentismos, desmotivación, desagrado, conflictos legales y otros de los tantos dramas que se observan en numerosas empresas, terminan con la caída de las mismas y con el aumento de graves problemas sociales que ya abundan.
El cambio organizacional puede ser la llave para poder evitar este escenario que no contribuye al bienestar de nadie, sino más bien a seguir generando mayores conflictos y desapariciones completas de empresas productivas que gestionadas y dirigidas de otra forma, podrían haberse recuperado de los embates económicos y haberse re-adaptado a la situación actual, siempre y cuando, todos colaboren en dirección al mismo objetivo.
Tratemos de evitar discusiones y enfrentamientos. Tengamos en cuenta el alcance del término EMPATÍA como la capacidad de percibir, compartir y/o inferir las emociones, los sentimientos y pensamientos de los demás, tomando conciencia de la necesidad de comprender las actitudes de las demás personas y entender las circunstancias por las que pueden estar atravesando. Para ello sumemos todas nuestras capacidades para reinventarnos cada día, para no solo no caernos, sino más bien reubicarnos en otros escenarios más posibles y más seguros para todos.
Saber gestionar las emociones es fundamental para superar miedos, rencores y fracasos y poder recuperarnos de todas las crisis que nos toca atravesar aprendiendo de cada caída y de cada nuevo despertar.
El mundo que nos rodea lo construimos entre todos. Nadie puede solo. Todos nos necesitamos para sumar capacidades, energía y buenas intenciones. Mejorar la calidad de vida y disfrutar de lo que hacemos es la principal meta a alcanzar en nuestro trabajo cotidiano. Todos somos responsables, independientemente de las jerarquías o funciones que desarrollamos, de crear un espacio sano interdependiente donde proyectar lo mejor que tenemos y todo aquello que podemos crear para el beneficio de todos.