Un abordaje diferente para las organizaciones: los diálogos apreciativos
Lic. Ana Malachevsky y Lic. Selva Viú
Si somos capaces de imaginar un mundo diferente, tendremos la capacidad de crearlo.
Como coaches muchas veces somos convocados por una organización para intervenir en situaciones de malestar. Este malestar puede ser el resultado de un crecimiento desordenado, de nuevas reglas de juego del contexto que obligan a redefinir las reglas internas, de la aparición de nuevas generaciones en la escena organizacional. Lo que todas estas situaciones tienen en común es el componente de cambio que introducen. Y el cambio, o la necesidad de cambiar, pueden resultar incómodos para muchas personas, más si lo viven como una exigencia.
El cambio es una condición natural de los seres humanos. El crecimiento es natural y gradual y sabemos que lo acompañan cambios, entonces ¿qué es lo que molesta o incomoda del cambio en una organización? Muchas veces es la aparente falta de control que experimentamos, o el pedido de cambiar todo lo que hacemos y por tanto lo que somos dentro de la organización, o el cambio de las relaciones de poder al interior del sistema. Son situaciones que se viven como impuestas desde afuera y es así que generan resistencia.
Vivimos en un mundo, en una cultura competitiva, y este enfoque es una invitación a pasar a vivir en un mundo de cooperación, en el cual quienes nos acompañan en el camino se conviertan en nuestra posibilidad de desarrollo, nuestra oportunidad de crecer juntos, de desarrollar nuestros potenciales.
Nuestro desafío es lograr que los miembros de la organización reconozcan qué es lo que quieren conservar de sus tareas, acciones, y relaciones, a través de las preguntas que hagamos y la forma de abordar determinados temas. Un enfoque que facilita esto es el de los diálogos apreciativos que surgen a partir de la metodología de Indagación Apreciativa.
Este abordaje se basa en la capacidad de ver y rescatar lo valioso y significativo de las personas, los sucesos y las cosas, en la observación deliberada de lo mejor y lo apreciado. Cuando somos apreciativos con nosotros mismos, elevamos nuestra autoestima y auto eficacia. Cuando somos apreciativos con otros, mejoramos la calidad de nuestras relaciones. Y cuando podemos apreciar lo mejor del mundo y las circunstancias, ampliamos nuestro marco de oportunidades y posibilidades.
La práctica apreciativa en una organización nos permite conectarnos con nuestros recursos internos, aumentando la visión de oportunidades. Moviliza la creatividad y la innovación y aumenta nuestras destrezas frente a las adversidades. Los diálogos apreciativos parten del principio de que las organizaciones no son problemas a resolver sino centros de relaciones conectadas a infinidad de capacidades y fortalezas. Su metodología consiste en la búsqueda de lo mejor de las personas, la organización y su entorno. Se centra en el descubrimiento sistemático del núcleo de recursos y potencialidades que se encuentra a partir de la investigación apreciativa de historias de éxito.
La apreciación nos lleva a valorar la vida, mueve nuestros sentimientos, excita nuestra curiosidad y provee inspiración para la mente visionaria. En este sentido, rescatar lo que tiene valor es el poder generador más grande para la construcción de nuevos horizontes.
Para un coach apreciativo es importante llevar a las organizaciones a un escalón más alto, buscar la superación del status quo y facilitar procesos que les permitan llegar a ser la mejor versión de sí mismas. Salir del paradigma de la resolución de problemas, inherentemente conservador, conlleva entrar al mundo de la creatividad e innovación, a través de nuevas prácticas que transformen la organización.
Siempre hay algo que funciona bien en lo cotidiano, al enfocarse en ello se convierte en una realidad que se puede percibir. Proyectarlo hacia el futuro brinda seguridad.
El diálogo apreciativo también funciona porque al generar un hábito de focalización positiva en nuestros circuitos neuronales, lo que estamos haciendo en realidad es entrenar nuestro optimismo, en términos de persistencia, nuestro poder personal, nuestro impacto y nuestra influencia. El núcleo de los diálogos apreciativos es el arte y la práctica de formular preguntas que fortalecen la capacidad de un sistema para anticipar, desarrollar y hacer propio el potencial positivo.
La metodología del diálogo apreciativo se basa en el análisis FOAR (del inglés SOAR), una matriz que conjuga Fortalezas, Oportunidades, Aspiraciones y Resultados. Este enfoque fija la atención en lo que se hace bien y saca partido de ello, es un enfoque que no buscará girar en torno a un problema y sus posibles soluciones, sino que plantea abordarlo desde las fortalezas para conseguir diluirlo y solucionarlo aplicando lo que sabemos hacer bien sobre lo que estamos haciendo mal.
Nuestro desafío como coaches siempre ha sido formular preguntas poderosas que provoquen e inviten a la reflexión y a encontrar un sentido más profundo. Si a la construcción de nuestras preguntas le sumamos el enfoque apreciativo podemos marcar una diferencia crucial en personas y organizaciones para generar diálogos y acciones transformativas en los sistemas humanos.