Evitando conflictos en las Pymes
Dra. CP Alicia S. Nebbia - Consultora Organizacional
Reemplazar la confrontación por una nueva forma de vida, donde prime el diálogo, el debate y el acuerdo para generar nuevos caminos.
El impacto de los conflictos en las Pymes, sobre todo familiares, genera una demanda extraordinaria de energía y recursos que lamentablemente termina atentando contra la “buena salud” de muchas empresas bien posicionadas comercialmente.
Esta red de conflictos se origina primordialmente en las interrelaciones humanas de la familia empresaria, que no ha podido enfrentar dichas problemáticas a tiempo, impidiendo que se trasladen a la empresa.
En su mayor parte, van contaminando los roles, el desempeño de la dirección, la toma de decisiones empresarias adecuadas, de acuerdo al medio ambiente económico, social, legal y comercial en el que se desarrolla la empresa.
El medio ambiente, directo e indirecto, posee una complejidad extrema en nuestro país sujeto a crisis repetitivas que dificultan proyectarse a mediano y largo plazo.
Desde un punto de vista funcional, el conflicto es evitable en cualquier tipo de sistema. Son producto de la interacción constante entre los miembros de la organización con distintos intereses, metas, posicionamiento y expectativas económico-financieras. Pero el deber está en prevenirlos y disminuirlos considerablemente.
El cambio acelerado en las relaciones humanas dentro de la familia, las distintas costumbres, las formas de vida de las nuevas generaciones y el modo en que se relacionan los fundadores con la empresa que ellos mismos han creado adquieren una importancia fundamental en la vida de la pyme.
La relación de los fundadores con sus sucesores, componen hoy en día un escenario altamente expuesto a las discusiones, a las pujas de poder, a las expectativas de mayor cantidad de retiros y financiamiento de cuestiones personales de los integrantes de la familia empresaria, que ponen en peligro a todo el sistema interconectado: familia, empresa y patrimonio.
Se agregan a esto los problemas de salud, tanto físicos como emocionales, que afectan a casi todos los integrantes que se hallan como inmersos en un callejón sin salida, donde reina el conflicto y sucumben los lazos afectivos familiares.
Los equipos de trabajo se hallan amenazados y su desempeño disminuye por debajo de lo que deberían ser, ante la ausencia de un liderazgo efectivo.
Los empresarios pyme a veces se sienten como ahogados en un callejón sin salida convirtiéndose la pyme familiar en una “fábrica de conflictos”.
¿Cómo salir de este atolladero sin generar más pérdidas económicas y humanas a la pyme?
El método de negociación es uno de los más adecuados para parar esta cadena de conflictos, obtener un poco más de tranquilidad para todos, poder encontrar soluciones viables y concentrar y recomendar más alternativas de solución y/o tratamiento de las situaciones personales.
Para ello hay que separar las personas del problema, teniendo en cuenta las expectativas de cada una, su historia personal, sus miedos, los temas no resueltos a lo largo de los años, las formas de comunicación y el no poder escuchar al otro.
Las claves para salir de la usina de conflictos en que se ha convertido la pyme
a) Solicitar y aceptar ayuda profesional tanto en el aspecto humano como organizacional.
b) Revisar los valores que formaron parte del momento fundacional y los que hoy exige el nuevo escenario global.
c) Estar dispuestos a comenzar una nueva etapa dejando atrás al pasado y mirando al futuro.
d) Ceder posiciones antagónicas para alcanzar otras de mayor consenso y reconocimiento del “otro” o de “otros”.
e) No dejar de tener en cuenta los factores estratégicos en los que se apoya la pyme y el impacto negativo económico-financiero que producen estas disputas permanentes.
f) Llegar a acuerdos ganar-ganar donde todos tendrán que ceder algo para lograr sostener el sistema- empresa que los contiene.
Y por último poder pensar la calidad de vida personal y laboral que se pierde en forma progresiva sosteniendo esta producción de conflictos y enfrentamientos que hasta terminan pareciendo “normales” en la escena institucional.
En una empresa donde todo puede funcionar dentro de las posibilidades comerciales, productivas y características de cada región, gastar tiempo, esfuerzo y salud en repetidas discusiones de más de lo mismo, como transitando permanentemente callejones sin salida que no conducen a ninguna parte, es como un mecanismo autodestructivo que solo conduce a la desaparición de la empresa y de los vínculos familiares. Situaciones estas tan traumáticas que afectarán no solo a las generaciones actuales sino a las que están por venir.
Sentarse a una mesa de negociaciones es justamente el puente que se puede construir para salvar lo que parece insalvable, recuperando valores y pautas de conducta capaces de enfrentar todos los problemas enumerados, sostener el proceso hasta encontrar una nueva salida que nos lleve a mejores puertos donde se pueda re-fundar la empresa y re-construir la familia.
Sólo se trata de querer dar este salto, de promover una nueva etapa y de solo mirar el pasado como antecedente de que se pudo recorrer el camino. De poder perdonar y perdonarse. De poder comprender y comprenderse. De reemplazar la pelea y la confrontación por una nueva forma de vida, donde se pueda dialogar, discutir, debatir y acordar construyendo nuevos caminos.