Dermatología Lunes 14 de Setiembre

PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE PIEL

Dra. Mariquena Corral

Dr. Sergio Ramonda

Dra. Eliana Kos

La exposición solar es el principal factor de riesgo para la aparición del cáncer. Y cada vez se dan más casos en menores de 40 años.

El cáncer de piel ha aumentado su incidencia considerablemente en los últimos años. Existen dos grandes grupos a tener en cuenta: 1) cáncer de piel melanoma y 2) cáncer de piel no melanoma.

El melanoma, ha incrementado su incidencia un 300% aproximadamente a nivel mundial en las últimas décadas, siendo responsable de casi el 90% de las muertes producidas por tumores cutáneos malignos. En el segundo grupo, se encuentra el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular, que constituyen el 95% de los cánceres cutáneos de la raza blanca, excluyendo el melanoma.

Existen distintos factores de riesgo que condicionan su aparición: 

1) la exposición solar intensa continua (cáncer de piel no melanoma) e intensa intermitente (cáncer de piel melanoma),

2) el fototipo cutáneo (capacidad de la piel para asimilar la radiación solar), siendo más frecuente en las pieles más claras,

3) edad (50-70 años),

4) localización geográfica (altura y latitud, a mayor altura y más cercanía al ecuador existe mayor radiación solar).

Es de gran importancia recalcar que la exposición solar es el factor de riesgo más relevante y está directamente relacionado con la aparición del cáncer de piel en la mayoría de los pacientes. Otro punto de interés a tener en cuenta es que si bien la frecuencia de aparición es mayor en los pacientes de 50 a 70 años, actualmente estamos encontrando carcinomas en pacientes cada vez más jóvenes (menores de 40 años), debido a la utilización de camas solares, la falta de fotoeducación y cuidado adecuado; y la disminución de la capa de ozono

Como dermatólogos es nuestro deber advertir a la población de estos riesgos así como educar a nuestros pacientes para evitar futuras complicaciones.

La exposición solar a causa de diferentes motivos (cultural, moda, laboral, etc.) genera absorción de radiación ultravioleta, que produce daño acumulativo en el ADN (ácido desoxirribonucleico) de las células cutáneas, transformándolas en elementos pre-cancerígenos y potencialmente cancerígenos. Por lo tanto, debemos recordar siempre que nuestra piel tiene MEMORIA. Con ello queremos decir, que el daño producido por años de exposición solar tendrá repercusión en la salud de nuestra piel, varios años después.

Cada año, observamos en nuestro consultorio más pacientes que debido a la falta del cuidado adecuado y a la exposición solar reiterada, presentan daño solar pronunciado en la mayor parte de su tegumento.

Cómo cuidarnos

Como fue mencionado anteriormente, el principal factor de riesgo, que a su vez podemos evitar o prevenir es la exposición solar. La prevención primaria, debe ser llevada a cabo cuando nos encontramos disfrutando de actividades recreativas o laborales al aire libre. Se considera exposición solar, a toda aquella incidencia de los rayos solares sobre la piel. Debemos recordar, que no sólo estamos expuestos al sol durante las vacaciones, sino cotidianamente en nuestras tareas diarias.

Se vuelve crucial por lo tanto la utilización de filtros solares (que bloqueen radiación UVA y UVB), sombreros de ala ancha y anteojos de sol, así como también evitar la exposición en los horarios comprendidos entre las 10 y las 16 hs. Mantenerse en la sombra es otra medida para limitar la exposición a la radiación ultravioleta; sin embargo debemos recordar que las sombras que brindan las sombrillas, carpas o árboles no siempre son suficientes, y también en éstos casos hay que renovar con frecuencia el protector solar.

Actualmente contamos con un producto sumamente novedoso y eficaz en pacientes que presentan intenso daño solar, ya que permite la reparación del daño celular generado por la radiación solar acumulada a lo largo de los años.

Realizar controles dermatológicos  y autocontroles periódicos constituye otra de las medidas útiles y necesarias para prevenir la aparición o progresión de lesiones relacionadas con la exposición solar.

También es importante aclarar, que el análisis combinado de más de 20 estudios epidemiológicos muestra que el riesgo de melanoma cutáneo aumenta un 75% cuando el uso de camas y lámparas solares comienza antes de los 30 años de edad. Además hay suficiente evidencia de un riesgo incrementado de melanoma ocular asociado al uso de aparatos de bronceado. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, según sus siglas en inglés), organismo que forma parte de la OMS (organización mundial de la salud), publicó en Julio de 2009 en la prestigiosa revista The Lancet Oncology un informe que eleva la calificación del uso de las camas solares de "probablemente carcinogénicas en humanos" a "carcinogénicas en humanos".

Cuidado de los niños

Los niños necesitan especial atención ya que éstos tienden a pasar más tiempo al aire libre y pueden quemarse más fácilmente. Los padres y las personas a su cargo deben protegerlos con las medidas descriptas; ya que está comprobado que las quemaduras en la infancia aumentan considerablemente el riesgo de padecer cáncer de piel en el futuro.

Filtros solares

Los protectores solares deben ser aplicados al menos 30 minutos antes de exponerse al sol, en forma generosa y cubriendo cuidadosamente todas las zonas expuestas. Es preciso renovarlos cada 2 hs si se permanece al aire libre, ya que luego de este tiempo pierden su efecto. Anthelios® (La Roche-Posay), fotoprotectores Isdín® y Photoderm® (Bioderma) en sus diferentes presentaciones (cremas, geles, aceites, leches, sprays) son algunas de las marcas que lideran el mercado, y brindan protección adecuada contra la radiación UVA y UVB.

Las fotoliasas

Las fotoliasas son enzimas que reparan el daño del ADN causado por el sol. Éstas requieren luz visible para actuar en un proceso conocido como fotorreactivación. La fotoliasa es una enzima presente en la naturaleza, particularmente importante en la reparación del daño generado por las radiaciones ultravioletas en las plantas, sin embargo, en humanos, no existe sistema de fotorreactivación. La Eryfotona es un producto desarrollado para suplir este mecanismo deficiente formulado en crema o fluído que contiene fotoliasa y por lo tanto, en pieles fotodañadas reduce y mejora aquellas zonas potencialemente cancerígenas.

Preste atención a lunares anormales

Examinar su piel y la de sus familiares regularmente puede ayudar a detectar cualquier lunar u otro crecimiento nuevo o anormal. Si no conocemos nuestros lunares, nunca podremos darnos cuenta si apareció uno nuevo, o si alguno preexistente cambió sus características. Consulte al dermatólogo para hacer controles periódicos antes y después de la exposición solar. Será éste quien defina, según la apariencia del lunar, la necesidad de realizar controles más exhaustivos o extirpaciones y estudios histopatológicos correspondientes.


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