Dermatología Martes 14 de Febrero

Uso correcto de Corticoesteroides

Dr. Sergio Ramonda

Dra. Eliana Kos

Dra. Mariquena Corral

Corticomania versus Corticofobia

Los corticoides o corticoesteroides son hormonas producidas por nuestro organismo, más específicamente por las glándulas suprarrenales. Éstos, desde hace ya muchos años son producidos por la industria farmacéutica para ser utilizados como medicamentos, ya que tienen una gran cantidad de funciones útiles para el tratamiento de diferentes patologías.

Los mismos pueden ser administrados en forma tópica (cremas, ungüentos, emulsiones, espumas) o por vía sistémica (oral, endovenosa, intramuscular). La dermatología es una de las especialidades médicas que más indica corticoides hoy en día. Sin embargo, no siempre el paciente acude a la consulta médica para su prescripción, y por ello se cometen muchos errores a la hora de utilizarlos. Esto puede generar complicaciones irreversibles que el paciente desconoce y no contempla. Por este motivo, es que hablaremos en este artículo del uso correcto de los mismos.

¿Qué son los corticoides? ¿Cómo actúan?

Como fue mencionado previamente los corticoides son hormonas producidas en las glándulas suprarrenales, que derivan del colesterol. En 1952 Sulzberg y Witten sintetizaron un compuesto localmente activo que denominaron compuesto F, que posteriormente fue denominado hidrocortisona. Este hecho inauguró la época de la corticoterapia tópica (local) en la dermatología. La modificación sintética de este compuesto básico, fue lo que permitió el desarrollo de otros corticoides tópicos, algunos de mediana potencia, y otro de alta potencia.

Estos fármacos tienen cuatro grandes mecanismos de acción: antiinflamatoria, inmunosupresora, antiproliferativa y vasoconstrictora. Debido a que existen corticoides tópicos de diferentes potencias, es que se debe tener en cuenta para la elección del fármaco, la zona a tratar, la edad del paciente y el tipo de patología.

Indicaciones de los corticoides

Múltiples enfermedades dermatológicas se ven beneficiadas con el uso de los corticoides tópicos, principalmente aquellas que en su fisiopatogenia o “mecanismo de formación” tienen mecanismos inflamatorios en juego, sin causa infecciosa. Los corticoides pueden utilizarse solos o asociados a otros fármacos para potenciar o complementar su efecto, e incluso permitir disminuir el riesgo de efectos adversos. 

Uso correcto

Antes que nada, nos parece importante aclarar que los corticoides tópicos, es decir aquellos formulados en cremas, espumas, ungüentos, emulsiones, son fármacos que sólo el médico está capacitado para recetar. El diagnóstico que surge del correcto interrogatorio y examen físico, es el que determinará la necesidad de indicar un corticoide a un paciente. De ello también se desprende, la potencia del corticoide que se debe utilizar, el modo de aplicación y por cuánto tiempo debe ser colocado el mismo.

En muchos casos y por desconocimiento, existe la percepción de que una “CREMA” no puede ser nociva para la salud de nuestra piel. Sin embargo esta afirmación es FALSA. Diariamente vemos en nuestros consultorios efectos adversos, algunos reversibles y otros tantos irreversibles, debido al mal uso de dicha medicación. No se debe subestimar el vehículo en el cual es formulado el fármaco, ya que de ello NO dependerá la potencia del mismo.

Efectos adversos

Los efectos adversos de la corticoterpia tópica se deben a distintos factores, entre ellos se destacan: el error y la ausencia de diagnóstico, la indicación en enfermedades no susceptibles de tratamiento esteroideo, la utilización de corticoides inadecuados en los niños, el abuso de corticoides de alta potencia, el recurso de asociaciones de corticoides-antibióticos-antifúngicos mal indicados, la elección de corticoides inadecuados, la duración excesiva del tratamiento y la falta de control médico.

Para utilizar adecuadamente los corticoides tópicos se debe tener en cuenta la zona de aplicación, ya que la piel no tiene el mismo grosor en toda su extensión. De ello dependerá el grado de penetración del corticoide y la magnitud de su efecto. Esto quiere decir que zonas de piel como son los párpados, la zona genital y los pliegues, al ser zonas de piel más fina, necesitarán corticoides de menor potencia para conseguir una adecuada respuesta terapéutica sin efectos adversos. Mientras que la espalda, la palma y las plantas, son zonas más gruesas y por lo tanto requerirán corticoides de moderada o elevada potencia para ejercer su efecto.

También se debe tener en cuenta que la oclusión (cubrir la zona de aplicación del corticoide con un tejido o material impermeable), la hidratación de la piel y el aumento de temperatura favorecen la mayor penetración del fármaco. Los corticoides tópicos deberían ser aplicados a última hora de la tarde, ya que máxima absorción se produce a las 2hs, y su máximo efecto se observa cuando los corticoides endógenos disminuyen debido al ritmo circadiano, que es a medianoche.

Corticomania versus Corticofobia

Estas son dos situaciones opuestas dentro del espectro de utilización de los corticoides. Es decir, son pacientes que usan en exceso – corticomania – o que se resisten a usar – corticofobia – los corticoides en forma sistemática.

Ambas situaciones son problemáticas, ya que los primeros sufrirán los efectos adversos del exceso de su uso, y los segundos no podrán beneficiarse de los buenos efectos que surgen del uso correcto y adecuado de dichos fármacos que tan útiles son en muchas patologías.

Para evitar ambas situaciones es preciso que el médico especialista sea quien indique la medicación, ya que acompañando la prescripción, le brindará al paciente la información necesaria para saber cuántas veces se debe aplicar, en qué momento del día, qué cantidad y durante cuánto tiempo.

La autoadministración de corticoides tópicos, hace en general que los pacientes se coloquen cantidades exageradas del producto durante tiempos prolongados, o períodos por demás insuficientes, que llevan a la recidiva del cuadro clínico con posteriores reaplicaciones en forma crónica. Esta última situación, genera el fenómeno de taquifilaxia o “acostumbramiento” con falta de respuesta posterior, al fármaco prescripto por un médico.

Mientras que la negativa a la utilización, generan una evolución tórpida de la patología, y utilización de otros fármacos o productos incorrectos, que pueden empeorar la patología.

Conclusión: algunos puntos de interés

  • Antes de iniciar un tratamiento con corticoides tópicos se debe descartar la presencia de una infección activa en la zona de aplicación.
  • El riesgo y la intensidad de los efectos adversos se incrementan en pliegues, tratamientos oclusivos, utilización en áreas de piel fina (párpados, región genital), niños y ancianos, tratamientos prolongados, y aplicación en zonas de piel lastimada.
  • Cuando no existe respuesta a la aplicación de un corticoide, se debe replantear el diagnóstico y el tratamiento según la patología en cuestión.
  • La utilización de corticoides no es inocua, por lo tanto los pacientes deben saber que debe ser realizada bajo supervisión y seguimiento médico en todos los casos.

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