El valor de los contratos.

Las múltiples posibilidades que ofrecen los contratos a las empresas para crecer y expandirse.

El Premio Nobel de Economía 2016 fue concedido a Oliver Hart y a Bengt Holmström, por sus aportes en materia de teoría de los contratos.

El comité del Nobel ha señalado que "ayudaron a un mejor entendimiento de muchos de los contratos que se observan en la vida real. Brindaron, además, nuevas maneras de pensar cómo deberían ser diseñados, tanto en los mercados privados como en materia de política pública"

Este galardón abona una vez más la íntima relación existente entre Economía y Derecho.

El 3 de mayo pasado, en un artículo publicado en esta misma columna - titulado El Valor de los Contratos- se abordó justamente la referida temática.

Algunos de sus párrafos decían:

De hecho, las sociedades se desarrollan a través de la creación, respeto y ejecución de innúmeros acuerdos, que suceden de manera permanente a todo nivel, de toda clase y entre todo tipo de contratantes (personas, empresas, estados).

Principalmente los contratos son herramientas para crear. Para crear valor.

Los contratos crean valor económico y humano.

Ello sucede dentro de un proceso, que tiene su punto de inicio con el ordenamiento de los pensamientos y los objetivos buscados por quienes analizan el inicio de una relación.

El objetivo de dicho artículo era dar un primer acercamiento a la potencialidad que posee el contrato como mecanismo regulador de las conductas.

En la oportunidad también se hizo referencia a “ejemplos de contratos: de sociedades, de fideicomiso, de inversión, de agencia, de compra y venta, de alquiler con opción a compra, de franchising, de distribución, entre muchos otros.”

Correlacionar el Premio Nobel de Economía con el Derecho -ejercicio ineludible - llevará a la comprensión de que no es posible entender el valor de los contratos sin previamente explorar algunos conceptos propios de la economía, y en esa indagación se descubrirán algunos conceptos fundamentales del comportamiento humano, tales como la previsibilidad, la confianza, la seguridad y los incentivos.

Todo este esquema de análisis, pese a que puede dar una apariencia de resultar sumamente teórico, en realidad es eminentemente práctico: he allí la importancia entonces para empresas y empresarios. También lo será en el ámbito civil propiamente dicho (por ejemplo en el ámbito del derecho patrimonial familiar, en el cual muchos de los conceptos del Análisis Económico del Derecho también resulta aplicable).

Los contratos en la vida de las empresas

Yendo a los estrictamente práctico, y tal como lo ha reafirmado justamente la mismísima concesión del Premio Nobel de Economía a una materia que, en lo sustancial, es Jurídica -La Teoría de los Contratos- el diseño y redacción de contratos es de una importancia en la vida de las empresas que puede hacer que, sumando la destreza en la materia a las operaciones centrales de una organización, una empresa evolucione, crezca y se desarrolle a niveles impensables sino mediante la concreción de acuerdos, de contratos.

Vamos a algunos ejemplos concretos…

- Una empresa puede lograr alinear, ordenar y desarrollar sus proveedores (y con ello su suministro) mediante acuerdos inteligentemente diseñados. Puede lograr abastecerse en condiciones de previsibilidad y mutua ganancia con su proveedor.

- O expandirse mediante acuerdos que logren una evolución territorial y operativa adecuadamente estructurada.

- O puede financiarse mediante el ordenamiento de las obligaciones y derechos que asume con distintas etapas de los eslabones de negocios.

- O puede evitar graves perjuicios, garantizando debidamente la ejecución.

- En materia de gobierno corporativo, puede establecer los estímulos adecuados para potenciar la obtención de resultados empresariales mediante acuerdos de Management o Dirección de Empresas.

-  Pueden realizarse alianzas de negocios que sinergicen fuerzas.

- Pueden licenciarse activos intangibles, marcas, diseños, patentes; incluso a veces modelos de negocios.

En todas esas posibilidades influyen distintas modalidades de los contratos que se pueden pactar: plazos, renovaciones, garantías, posibilidades de extinguir un contrato en ciertas circunstancias (muchas veces puede suceder que una cláusula de salida contractual sea la diferencia entre una catástrofe de negocios o un simple error de cálculo o de expectativas), asunción de obligaciones de distinta naturaleza, exigibles o no mediando ciertas circunstancias.

Un contrato, un acuerdo, conlleva como condición previa, una etapa precontractual adecuadamente llevada. Lo cual implica negociaciones, análisis, pensamiento y conocimiento.  Y, luego, diseño, redacción, construcción.

Para que luego, en su interpretación y cumplimiento, se parta de expectativas claramente entendidas, y debidamente plasmadas, lo cual hará que las partes cuenten con una herramienta aceitada para llevar adelante las obligaciones asumidas.

Así, por ejemplo, la eventualidad de la ejecución de un contrato no será la consecuencia de errores de interpretación, deficiencias de redacción, error en las expectativas, ausencia de contemplación de circunstancias fundamentales.

Y que, llegado el caso, el contrato deberá servir para que cada parte asuma lo que justamente le corresponda.

Como puede advertirse entonces, así como los contratos conforman los cimientos de una sociedad, permiten a las personas y empresas ordenarse y potenciarse excepcionalmente: he allí -una vez más-, el extraordinario valor de los contratos.

Desplegar una gestión eficaz y profesional de contratos no se proyecta meramente en porcentajes, genera resultados exponencialmente mayores.