¿Por qué las personas aceptan (o cometen) fraude a los seguros?
Damián Ferrero-Wenger – Abogado - Asesor Legal Sanatorio Mapaci, S.A./ Mapaci Laboral.S.A
Un llamado de atención para la problemática en Argentina
En el año 1997 y por primera vez una organización americana llamada Coalition Against Insurance Fraud encargó un estudio para entender por qué y hasta qué grado los norteamericanos toleraban el fraude cometido contra las compañías de seguros. Asimismo, para entender cómo se forma la opinión pública frente al fraude en seguros, y qué factores influyen para ello. Dicha investigación fue realizada con el objeto de obtener una perspectiva sobre por qué la tolerancia pública de fraude de seguros parecía ir en aumento. Fue reeditada nuevamente en el año 2007. Dicha investigación, realizada bajo una metodología científica rigurosa, arrojó datos alarmantes.
Como primera cuestión, el relevamiento realizado concluyo qué la totalidad de las personas podían ser ubicadas en alguno de los siguientes “clusters”:
1) moralista: que representó el grupo más grande: estas personas no mostraron tolerancia al fraude, no ven las razones por las cuales una persona puede cometer un fraude, y someterse a duras penas por ello;
2) realista: esta clase de persona tiene un bajo nivel de tolerancia pero, a diferencia del caso anterior, sí ven las razones por las cuales las personas bajo ciertas circunstancias pueden cometer un fraude;
3) conformista: es medianamente tolerante con el fraude; aceptan que frente a una oportunidad, las personas tomen ventaja de ello;
4) crítico: es un grupo importante, que tolera el fraude. Creen que las aseguradoras tienen la culpa por el alto nivel de fraude; que las compañías tienden a culpar a terceros por las cosas que van mal; exhiben poco respeto por las grandes instituciones de la sociedad, entre ellos los negocios, el gobierno y los medios de comunicación.
Los encuestados ofrecieron las siguientes razones posibles para cometer fraude de seguros: i) para guardar dinero o reducir los costos; ii) para obtener algo que de otro modo no sería capaz de pagar; iii) para obtener un “retorno” de lo pagado a las compañías de seguros.-
Tal vez la mejor noticia es que cuatro de cada cinco adultos estadounidenses creen que el fraude es una variedad de crímenes contra los seguros no éticas. Pero la otra cara es que aproximadamente una de cada cinco adultos -unas 45 millones de personas, bien podrían estafar a las compañías de seguros en las condiciones adecuadas-.
El grupo de adultos que más toleran el fraude de seguros, los -"críticos" –, crecieron significativamente en los últimos 10 años. Más de una de cada cuatro personas son críticos, frente a una de las cinco personas que hace una década.
El único grupo que se redujo. Las personas que menos toleran el fraude de seguros, llamados los "moralistas" han caído de casi un tercio de los adultos hace 10 años para un cuarto hoy.
Cerca del 72 por ciento de la gente tenía una actitud positiva hacia las compañías de seguros hace una década, una cifra que se ha reducido a 62 por ciento en la actualidad.
Eso es 90 millones de adultos con una actitud mezcla potencialmente combustible negativo.
Podemos estar viviendo en una época de relativismo moral, donde muchos de los comportamientos poco éticos que una vez fueron vistos como blanco y negro ahora tienen varios tonos de gris. Las señales de advertencia están en todas partes. Las personas también ven cada vez más el fraude de seguros como un área gris moral.
Las implicaciones son potencialmente importantes. Las personas pueden llegar a ser más audaces sobre desplumar a los aseguradores si ellos creen que el fraude de seguros es una parte normal de la vida americana. Todo el mundo lo hace, ¿cuál es el problema? ¿Por qué no yo? De hecho, cuatro de cada cinco adultos dicen inflar las reclamaciones para cubrir los deducibles.
Casi cuatro de cada cinco piensa mentir tanto para pagar para que una demanda sea cubierta como para bajar la prima, considerándolo como comunes. Siete de 10 piensan que tanto la falsificación de recibos o presupuestos y la presentación de una reclamación por daños que sucedió antes de comprar cobertura son frecuentes.
Más de cuatro de cada cinco consumidores están de acuerdo que las aseguradoras deben educar al público sobre cómo el fraude incrementa las primas estadounidenses. Las recomendaciones se alinean en torno a la importancia de comenzar planificadamente con la concientización, a diversas escala y en distintas áreas, sobre la dimensión del problema, y las formas de combatir al fraude.-
En Argentina, el fraude en materia de seguros generales, salud y laboral se ha convertido en un problema de una dimensión fuera de escala; el impacto no es solo a nivel económico, sino más fundamentalmente a nivel social, en las conductas subyacentes y los incentivos disvaliosos que se generan.
La información de la situación americana en la materia, traspolable a nuestra experiencia argentina, procesada y convertida en acciones concretas, puede resultar una potente herramienta de cambios en el sentido correcto, que permitirá acelerar la curva de aprendizaje en un tema tan fundamental de la sociedad actual.-
Fuente de información: Coalition Against Insurance Fraud; USA