Ataque Cerebral o Accidente Cerebrovascular.
Dra. Lorena Jure. Neuróloga.- Coordinadora del Equipo de Ataque Cerebral. Sanatorio Parque – ICR- Jefa de la Clínica de Enfermedades Cerebrovasculare
El ACV es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad adquirida del adulto.
El Ataque Cerebral o Accidente cerebrovascular (ACV), es un episodio súbito causado por una interrupción del flujo sanguíneo en un determinado territorio cerebral.
Existen dos tipos de ACV: ACV isquémico, cuando la interrupción en el flujo sanguíneo es producida por obstrucción arterial y el ACV hemorrágico, en caso que la interrupción del flujo este dada por una ruptura de la pared arterial. El ACV isquémico es el más frecuente, correspondiendo a un 85% de los casos.
En la gran mayoría de los casos (entre el 75 y el 90%), el ACV se produce en personas mayores a los 65 años de edad. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un incremento de los casos en las personas más jóvenes (menores de 45 - 50 años). Esto podría estar dado en parte por el incremento de los factores de riesgo modificables, en este último grupo etario.
La posibilidad de sufrir un ACV aumenta con la presencia de Factores de Riesgos a los cuales podemos clasificar en dos grupos: modificables, cuando por medio de tratamientos médicos o cambios de hábitos de vida podemos intervenir (hipertensión arterial, diabetes, colesterol, la presencia de arritmias cardiacas como la Fibrilación Auricular, tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo y sobrepeso) y no modificables como la edad y el haber padecido previamente un ACV.
El cerebro controla todo lo que hacemos (hablar, caminar, respirar, etc.), si debido a un ataque cerebral un área localizada del cerebro no recibe los nutrientes necesarios (oxigeno, glucosa), la parte del cuerpo controlada por ese área podría verse afectada
Los síntomas del ACV son de inicio súbito e incluyen:
- Debilidad, adormecimiento u hormigueo en una mitad del cuerpo( la cara, brazo o pierna), de comienzo súbito.
- Confusión, dificultad para hablar o entender el habla.
- Dificultad en la visión en uno o ambos ojos.
- Dificultad para caminar, mareo, pérdida del equilibrio o de la coordinación.
- Súbito dolor de cabeza severo, sin causa conocida.
El ACV es una emergencia médica. Cada minuto cuenta. Cuanto más tiempo duren los síntomas del ataque cerebral, mayor es el riesgo de daño cerebral.
La Fibrinólisis y la Trombectomía Mecánica
Existe un tratamiento específico, denominado fibrinólisis, el cual consiste en la perfusión por vía endovenosa de un medicamento denominado activador del plasminógeno tisular (tPA) o Alteplasa. Este medicamento disuelve los coágulos de sangre y puede restablecer la circulación sanguínea en muchos pacientes.
Se sabe que este tratamiento administrado dentro de las cuatro horas y media del inicio del ACV, en casos que cumplan criterios clínicos y de imágenes (Resonancia Magnética Cerebral o Tomografía Axial Computada) establecidos, facilita la recanalización de la arteria obstruida en un número importante de casos y en consecuencia se produce mejoría clínica, disminuyendo la posibilidad de secuelas físicas.
En el año 2015 la Asociación Americana de Cardiología y ACV incluyó en las guías de tratamiento una segunda opción terapéutica, la trombectomía mecánica, la cual consiste en un procedimiento que se realiza por cateterismo superselectivo de la arteria cerebral obstruida con sistemas especiales para atrapar y extraer el trombo, esto permite extender el periodo de aplicación del tratamiento hasta seis horas.
Esta última técnica se realiza en simultáneo con la fibrinólisis.
Solo un bajo porcentaje de las personas que sufren un ACV acceden a dicho tratamiento, por eso es muy importante la orientación en la prevención y rehabilitación.
Un tratamiento clave y multidisciplinario
La rehabilitación, es uno de los pilares del tratamiento en la etapa subaguda y crónica del ACV. La misma consiste en ayudar a que las personas que padecieron un ACV recuperen, en la medida de lo posible, las habilidades y funciones afectadas.
La rehabilitación enseña nuevas maneras de realizar tareas para compensar la discapacidad adquirida. Para dicho fin lo mejor es contar con un equipo multidisciplinario de profesionales especializados en rehabilitación de enfermedades neurológicas, como kinesiólogos, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos, neurólogos, psicólogos y psiquiatras