Medicina Jueves 06 de Febrero

Medicina del Viajero: Me voy de vacaciones, ¿y ahora?

Dra. Carolina Subirá . Especialista Infectología, Clínica Médica, Epidemiología. Medicina Tropical y del Viajero. Sanatorio Parque

Acciones preventivas para la garantizar la seguridad y tener una vacaciones placenteras.

La consulta con el médico especialista no se encuentra estandarizada al momento de considerar emprender un viaje, ya sea por motivos turísticos o laborales. Lo más habitual es que, luego de comprar el boleto de avión en la agencia de Turismo o en la aerolínea, nos informen sobre requerimientos de visados o permisos para ingresar a los países que visitaremos, si llevamos menores de edad, cuales son las autorizaciones pertinentes, y si queremos contratar la cobertura de salud para viajeros. Lejos quedan los controles de vacunas requeridas o recomendadas (salvo la Fiebre Amarilla, que genera largas colas en los electores públicos donde se administra, cuando se acerca la época estival), los botiquines con medicación de primer auxilio, las precauciones de seguridad personal y la higiene de los alimentos.

La Medicina Tropical y del Viajero es una disciplina poco difundida, y se constituye como una sub especialidad de la Infectologia. Comprende la valoración completa de la persona que emprenderá un viaje, sus riesgos personales individuales y los  inherentes a los destinos que se visitarán o las actividades que realizará en dichos lugares. También está dirigida al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades adquiridas durante los viajes. 

En otros países se cuenta con Clínicas específicas de Medicina del Viajero, a las que concurren las personas que realizaran los viajes, programadamente. En nuestro país ya existen consultorios especializados, por ejemplo, en Buenos Aires, aunque aún se encuentra pendiente la integración con las Agencias de Turismo, y el mecanismo interno de referencia y contra-referencia entre los profesionales de la salud. A su vez, contamos con la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI). 

Se recomienda consultar con el especialista particularmente cuando se seleccionan destinos exóticos (safaris en África, viajes a la India), pero incluso viajes dentro de los límites de nuestro país, o a países limítrofes no se encuentran exentos de la necesidad de una valoración del riesgo.  

¿Quiénes deberían consultar y con cuánto tiempo de antelación? 

Todo viajero, adulto o niño, hombre o mujer (mayor es el interés durante los años de vida fértil y el embarazo) que visite destinos lejanos a su residencia habitual (se incluyen provincias dentro del mismo país, países limítrofes o en otros continentes); con al menos 30 a 45 días de antelación a la fecha prevista del viaje.

RECOMENDACIONES 

Las precauciones estándar a considerar comprenden: 

  • Consumo de agua y alimentos seguros.

Las diarreas del viajero (antes llamadas “la venganza de Moctezuma”, por la frecuencia con la cual los viajeros a México padecían esta condición) constituyen junto con la fiebre, las dos dolencias que más frecuentemente aquejan a aquellos que emprenden un viaje.

El consumo de agua no potabilizada en países con problemas de saneamiento ambiental y manejo de excretas es uno de los factores más comúnmente asociados a la aparición de diarrea en los viajeros, siendo las etiologías causales el virus de la hepatitis A, bacterias responsables del cólera, fiebre tifoidea, entre otras. Conjuntamente, el consumo de alimentos de dudosa manufacturación o procedencia, o con inadecuada cadena de frío, como por ejemplo frutas y verduras que no han sido adecuadamente lavadas, peladas o cocidas, carnes mal cocidas, pescados crudos o mariscos en temporada de marea roja, alimentos en puestos callejeros, pueden contener una alta carga bacteriana y precipitar una diarrea

  • La prevención de la picadura de insectos

Es fundamental, debido a que en países de clima tropical o subtropical se encuentran ampliamente difundidos los mosquitos que trasmiten los virus del dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, y parásitos como la malaria; o flebótomos transmisores de Chagas y leishmaniasis. Solo para la Fiebre Amarilla contamos actualmente con una vacuna de eficacia comprobada, con una dosis a partir de los 9 meses de vida y hasta los 65 años. Por fuera de esas edades, la indicación deberá siempre balancear el riesgo beneficio del paciente. Con la modificación del Reglamento Sanitario Internacional se requiere solo una dosis a lo largo de la vida, quedando sin efecto la recomendación anterior de una dosis de refuerzo cada 10 años. El uso de repelentes en base a DEET con concentración mayor a 25% con aplicación cada 6 horas es un elemento fundamental, y siempre deberá ser despachado a bodega de avión (por ser un gas presurizado no puede llevarse en cabina).

La malaria y su prevención merecen un capítulo aparte, y siempre se adecuará al país de destino, resistencia del parásito, la exposición durante el viaje y la duración total del mismo, pudiendo utilizarse precauciones para la picadura o medicamentos (quimio profilaxis).

  • Las infecciones de transmisión sexual.

También deben ser abordadas en la consulta, particularmente en viajeros jóvenes que consumen turismo sexual, por ejemplo en países del sudeste asiático. El esquema de Hepatitis B debe estar completo con 3 dosis, e idealmente se deben dosar los anticuerpos para corroborar los títulos protectores. A su vez, recomendar el uso de profiláctico.

  • Vacunación contra la rabia

Los viajeros que realizan excursiones con exposición a animales salvajes deben contar con esquema de vacunación contra la rabia. La misma es una enfermedad sin cura ni tratamiento, mortal en casi el 10% de los casos, pero prevenible mediante una adecuada inmunización. Igualmente, se le recomendara al viajero no acariciar animales desconocidos ni alimentar animales salvajes en los safaris.

  • Exposición en altura

Para aquellos viajeros que realizan deportes o actividades en altura, se debe educar para tomar recaudos y prevenir el mal de altura (acute mountain sickness). Los destinos a más de 2.400 metros por encima del nivel del mar y los ascensos de más de 500 metros por día se asocian a síntomas como dolor de cabeza, mareos, náuseas e insomnio. Es muy habitual en los visitantes al Macchu Picchu, o en quienes realizan ascensos de altas cumbres en las cordilleras de Los Andes y el Himalaya. La prevención incluye ingerir abundantes líquidos, descanso, detener el ascenso para dar tiempo a lograr aclimatarse y medicación (acetazolamida).  

Siempre es conveniente contar con los datos de contacto de la Embajada Argentina en los países de destino, o con Cancillería. Y conocer el estado social y politico del lugar que se visitará, ante eventos como huelgas, manifestaciones, inseguridad o terrorismo.

Habiendo abordado todos estos elementos en la consulta, y otros que podrían surgir de la valoración individual de los viajeros, nos permitirá ejecutar todas las acciones preventivas tendientes a garantizar la seguridad de nuestro viajero y desearle unas muy placenteras vacaciones.  

CARNET DE VACUNACIÓN 

Por último, pero no menos importante, es la revisión del carnet de vacunación, el cual debe estar al día con las vacunas obligatorias para la edad. La vacuna antitetánica con un refuerzo cada 10 años; la vacuna antisarampión, contenida dentro de la triple viral, con al menos dos dosis luego del año de vida.

Esta última tiene particular interés en este momento donde atravesamos un brote en nuestro país. La vacuna antigripal, con una dosis anual; y las vacunas contra el meningococo, recomendadas ante un viaje al pantalón africano de meningitis, o para los que peregrinan a La Meca.

 


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