Medicina Viernes 12 de Julio

Mi hijo tiene fiebre y tos ¿Qué hago?

Dr Rafael Lopez Azcurra – Sanatorio de Niños – Grupo Oroño

La fiebre y la tos son mecanismos de defensa de nuestro cuerpo. Recomendaciones válidas para saber cómo actuar y cuándo asistir a la guardia médica.

Llegó el invierno y con el frio aumentan considerablemente los procesos infecciosos del aparato respiratorio. Es así como casi nadie escapa a algún resfrió o cuadro gripal, en especial los niños.  

Debemos tener en cuenta que  durante los primeros años de su vida los niños se enfrentan a numerosos  agentes patógenos, en su inmensa mayoría virales, lo que determina  que estén frecuentemente con mocos, tos, catarro, etc. Esto no es malo, ya que es la forma en que su sistema inmunológico va madurando, poniéndose a prueba resfrío tras resfrío, virosis tras virosis. Y si a esto le sumamos la socialización de los niños cada vez a etapas mas tempranas (escuela, jardines, guarderías) vamos a entender por qué los procesos virales se propagan tan rápidamente.

Esta fácil propagación de enfermedades virales  en los primeros años de la vida trae por consecuencia  un panorama conocido muy bien por padres y pediatras: consultorios repletos de pacientes, guardias saturadas y un sistema de salud que pone a prueba su capacidad de dar respuesta a tanta demanda espontanea al mismo tiempo.

En este artículo trasmitiré algunos conceptos útiles para entender qué le pasa a nuestros niños cuando están enfermos y saber qué hacer en casa mientras esperamos la consulta con el pediatra. Me focalizaré en los dos síntomas que más frecuentes de los procesos respiratorios, que tienen la mayor demanda en la guardia: la fiebre y la tos.

LA FIEBRE. UN MECANISMO DE DEFENSA

Tras años y años de estudio y de experiencia en la atención de niños y contención a sus padres, no deja de sorprenderme el terror que se le tiene a la fiebre, constituyendo una verdadera fiebrefobia en nuestra sociedad.  Al respecto debemos entender que la fiebre es un excelente mecanismo de defensa del que dispone nuestro cuerpo.

La fiebre acelera todos los procesos metabólicos del sistema inmunológico, o sea lo hace mucho más veloz y, por otra parte, el aumento de la temperatura crea condiciones desfavorables para los agentes infecciosos evitando su multiplicación.

En la mayoría de los casos a nuestro organismo le lleva unas 72 horas erradicar al invasor, siendo este el periodo febril en donde los padres lo viven con mucha angustia, intentando combatir algo que es beneficioso. Y, más aun, muchas veces en las primeras 36 horas la fiebre suele ser continua y difícil de bajar debido a que se libró una batalla contra el enemigo. Es aquí cuando escuchamos reiteradas veces las frases como “Le di el antitérmico hace dos horas y sigue con fiebre” o “No me llega a las 6 horas y vuelve a tener fiebre” llevando a los padres a correr a la guardia o tomar conductas erróneas como intercalar medicamentos para “bajar” la fiebre.

En este punto debo aclarar: “No hay ninguna obligación de bajar la fiebre” (salvo en niños que padecen convulsiones, no hay necesidad de eliminar un mecanismo de defensa tan útil como la fiebre. Entonces, ¿por qué damos antitérmicos?  Porque en realidad lo que buscamos es dar cierto confort al niño durante su enfermedad. Los antitérmicos tienen propiedades analgésicas y mejoran el confort del niño durante la fiebre. Es por eso que sostengo que más que tratamiento “antitérmico” debería llamarse tratamiento “reconfortante”.

Cuando suena la alarma de un banco, los ladrones dejan de robar y la policía acude a detenerlos. Entonces, a nadie se le ocurriría anular la alarma. La fiebre es la alarma de nuestro cuerpo ante el ingreso de invasores, acelera a nuestra policía (sistema inmunológico) y enlentece a los agentes  infecciosos. Hay cuadros infecciosos en donde el organismo necesita de mucha fiebre para resolverlo. Entonces, ¿por qué obsesionarnos en bajar la fiebre que tan útil es? ¿Por qué anular el nuestro sistema de  alarma?

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene fiebre?

Ante todo no desespere. Si su hijo tiene mocos o tos o catarro o estornudos, seguramente debe estar cursando un proceso de vías aéreas superiores que es lo más frecuente, y probablemente le deparará unos días más con fiebre. Administre el  medicamento recomendado por su pediatra y póngase en contacto con él para coordinar cuando puede atenderlo. Evite la obsesión de tomar a cada rato la temperatura de su hijo o tratar de comprobar si bajó después de administrado el medicamento.

¿Cuándo debo ir a la guardia?

  • Es menor de tres meses de vida
  • Tiene antecedentes de convulsiones
  • Tiene agitación, vómitos persistentes,  decaimiento marcado
  • Presenta lesiones en piel como una erupción o como manchitas rojas
  • Tiene alguna enfermedad de base.
  • También si la fiebre es elevada y no tiene otros síntomas o si se acompaña de escalofríos, con palidez o coloración violácea en labios y manos.

LA TOS. UN PERRO GUARDIAN

La tos, al igual que la fiebre, es otro síntoma que angustia mucho a los padres y motiva que lo lleven a la guardia. La tos también es un mecanismo de defensa que ayuda a eliminar agentes infecciosos a través de las secreciones del aparato respiratorio. Cuando se produce un proceso infeccioso en nuestras vías aéreas, nuestro organismo genera moco, que al principio es claro y luego verdoso (¡moco verde no significa necesidad de antibiótico!). Este moco o catarro envuelve células destruidas junto con virus o bacterias producto de la lucha del organismo contra los invasores. Y es la tos quien va a permitir eliminar estas secreciones y los agentes infecciosos. Por eso es importante la tos. La tos es el perro guardián de nuestro aparato respiratorio. Mientras no haya fiebre alta,  agitación o cianosis, la tos carece de trascendencia y permite perfectamente esperar  a la consulta con el pediatra de cabecera.

¿Qué debo hacer  si mi hijo tiene tos?

Hasta tanto lo vea su pediatra, hay una serie de acciones que ayudan mucho y evitan tener que recurrir a la guardia. Las viejas recetas de la abuela siguen siendo muy efectivaS. Ante cuadros de tos siempre es útil valerse del vapor de agua o de nebulizaciones con suero. También los paños calientes en el pecho, la ingesta abundante de líquidos,  comer caramelos  o tomar leche o te con miel son útiles. Y para descansar, la posición semisentada disminuye la tos nocturna. Finalmente, las nebulizaciones con solución fisiológica y 10 a 20 gotas de Budesonide (dosis independiente del peso y la edad) es un procedimiento seguro y puede ser repetido en casos de cuadros de tos que no mejoraron con las medidas anteriores.

¿Cuándo debo recurrir a la guardia?

  • Si esta se acompaña de fiebre elevada
  • Hay agitación o dificultad para respirar
  • Pone “morado” al niño
  • Si está acompañada de dolor torácico repentino.

Finalmente, y esperando que les haya resultado útil estos consejos, les vuelvo a recordar hacer uso responsable de las guardias pediátricas. En estos días las guardias llenas de gente, la mayoría con cuadros banales, impide que el que realmente lo necesita sea atendido en tiempo y forma.


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