Medicina Jueves 04 de Enero

¿Por qué es importante cuidar del neurodesarrollo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales?

Dr Raul Spicher - Jefe Neonatologia / Lic M Celeste Galdo - Hospital Italiano Rosario

La UCIN es un lugar distinto al útero materno y puede resultar desfavorable para el sistema nervioso del prematuro si no se limitan los estímulos inapropiados

Los grandes avances en la medicina perinatal que se han producido durante los últimos años han permitido aumentar la sobrevida de los niños nacidos prematuramente, en especial los de menor edad gestacional y menor peso. Este aumento de la sobrevida se ha visto asociada con ciertas patologías relacionadas principalmente con alguna alteración del neurodesarrollo.

El neurodesarrollo es un complejo y largo proceso que comienza en la vida fetal, pasando por el nacimiento, la niñez y la adolescencia para llegar en la adultez a la maduración completa del individuo. A través de la misma, se consigue la maduración orgánica y funcional del sistema nervioso, el desarrollo de las funciones psíquicas y la estructuración de la personalidad.

Es un proceso dinámico, en el que progresivamente se adquieren y perfeccionan diferentes funciones a consecuencia de la interacción entre la genética y las experiencias que brinde el medio ambiente, donde los afectos tienen un rol muy importante.

El desarrollo del sistema nervioso está, en gran parte, programado genéticamente aunque pueden producirse modificaciones a través de influencias endógenas y exógenas. Durante la primera mitad de la gestación se desarrollan complejos procesos de multiplicación y migración neuronal. En la segunda, se producen el crecimiento, la diferenciación celular y las interconexiones neuronales (el cableado), ésta es la fase de organización, que continúa durante mucho tiempo después del nacimiento.

Para que la evolución sea adecuada se requiere de la indemnidad y maduración normal del sistema nervioso y la posibilidad de interactuar con ciertos estímulos del ambiente de manera oportuna, o sea en el momento en que el cerebro es especialmente sensible para recibirlos.

Asimismo, el cerebro conserva durante toda la vida la capacidad de seguir modificándose de manera estructural y funcional, lo que nos permite seguir aprendiendo y recuperar funciones luego de una lesión (neuroplasticidad).

El cerebro del recién nacido está aún inmaduro y es más notorio si se trata de un bebé prematuro. Por lo que estímulos beneficiosos, nocivos o la privación de alguno modificarán el curso del neurodesarrollo, ya que se trata de una etapa en la que el cerebro es muy vulnerable y muy receptivo, lo que impacta de forma favorable o negativa.

En la vida intrauterina el feto se encuentra protegido de muchos estímulos externos y es provisto de todos los elementos necesarios para desarrollarse, como nutrición, temperatura adecuada, etc. El útero materno le brinda contención, al estar inmerso en el líquido amniótico y no haber lucha contra la gravedad, el feto tiene la posibilidad de moverse con la única limitación del espacio conforme avanza la gestación, succiona sus manos o dedos, deglute líquido amniótico, ya comienza a adquirir experiencias sensoriales propioceptivas, táctiles, de presión y temperatura, audición, gusto, olfato y en menor medida de la visión, ya que es un ambiente oscuro pero donde puede diferenciar contrastes de mayor o menor luz.

 El contacto piel con piel posee numerosos beneficios para la madre y para el bebé

Principalmente está en continuo contacto e interacción con su madre, ya que percibe el sonido de la voz, latido cardíaco, movimientos respiratorios y corporales, olor y gusto particular proporcionados por el líquido amniótico. Puede sincronizar el ciclo sueño – vigilia con ella y percibir su estado psicológico, ya que sus modificaciones se acompañan de cambios en el comportamiento del feto.

Luego del parto, en el recién nacido se activan numerosos mecanismos que le permiten adaptarse al nuevo medio y continuar con el desarrollo. En cambio, los bebés prematuros no están listos para la vida fuera del útero, por lo que necesitan recibir asistencia y cuidados en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Cuanto más prematuro sea el bebé requerirá más ayuda para cumplir funciones como respirar, alimentarse, mantener la temperatura corporal, etc., por lo que serán sometidos a diferentes procedimientos, conectados a aparatos y motorizados.

El bebé prematuro en la UCIN

La UCIN es un lugar totalmente distinto al útero materno y puede resultar desfavorable para el sistema nervioso del prematuro si no se limitan los estímulos inapropiados, ya que al encontrarse en desarrollo no es capaz de neutralizarlos y conseguir la autorregulación.

En la Unidad del Hospital Italiano Rosario, las intervenciones orientadas al cuidado del neurodesarrollo se realizan de manera interdisciplinaria, están basadas en la observación del comportamiento del prematuro, el reconocimiento de los signos de estrés, la adecuación del macro y del microambiente y en favorecer el vínculo madre/padre/hijo. Y como siempre decimos “los padres no son visitas”. Nosotros facilitamos y estimulamos su presencia ayudándolos a entender las señales del bebé a reconocer sus necesidades facilitando la participación temprana en el cuidado de su hijo.

Por lo tanto, evitamos la sobre estimulación por provocar efectos desfavorables e interrumpir el normal proceso de maduración y desarrollo del sistema nervioso y proveemos de los estímulos apropiados necesarios para cumplir el desarrollo potencial de ese momento. Debemos procurar la autorregulación por parte del prematuro; a través de la observación podremos adecuar los estímulos a cada niño, ya que los prematuros manifiestan a través de la conducta si el ambiente o los cuidados le impactan de manera perjudicial o no.

Es muy importante reducir los estímulos nocivos, la manipulación excesiva, la iluminación y los sonidos intensos; así como favorecer los estados de relajación y descanso, y proveerlos de sensaciones placenteras como el contacto materno y la succión.

Sin los límites y la contención que daba el útero materno y afectado por la fuerza de la gravedad es común que el prematuro tome una postura en extensión con los miembros separados del cuerpo y con disminución de los movimientos espontáneos o presente aumento de la actividad motora con irritabilidad y aumento del gasto calórico. Con la utilización de nidos, almohadillas y rollos debemos brindar al bebé posiciones que le den confort a través de la contención, promoviendo la flexión y la aproximación de los miembros a la línea media del cuerpo y de las manos a la boca. Las posturas en flexión dan la información propioceptiva adecuada permitiendo al prematuro organizar la conducta y así poder autorregularse, favorecen la evolución motora, disminuyen la aparición de trastornos osteoauriculares y contribuyen a conservar la temperatura corporal.

Un trabajo centrado en el Neurodesarrollo

En nuestra Unidad favorecemos los cuidados centrados en el Neurodesarrollo, alentamos la participación de la familia dentro de la Unidad, y en especial la de los padres enseñándoles a reconocer los signos de estrés del niño, incluyéndolos en los cuidados y realizando la práctica mamá/papá canguro con el principal objetivo de aumentar su confianza como padres y fortalecer el vínculo afectivo, ya que se trata del factor más influyente del medio ambiente sobre el desarrollo psicomotor.

Además, el contacto piel con piel posee numerosos beneficios para la madre y para el bebé. Respecto a la madre, produce una disminución del estrés y depresión y favorece la lactancia. Al bebé le proporciona estimulación sensorial y socioemocional adecuadas, favorece la estabilidad fisiológica, provoca una mayor ganancia de peso y mejor descanso y sueño.

 

 

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