Diabetes y enfermedad cardiovascular.
Dra. M. Jimena Durá - Instituto Cardiovascular de Rosario.
Los pacientes con Diabetes tipo II tienen entre 2 y 4 veces aumentado el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.
La Diabetes tipo II, antes denominada diabetes del adulto y popularmente conocida como “la que se controla con pastillas”, es una enfermedad que está en aumento progresivo a nivel mundial, por el estilo de vida sedentario y los malos hábitos de alimentación. Se dañan de manera acelerada y precoz las arterias de todo el organismo, como consecuencia de ello se genera: enfermedad cardíaca, cerebro-vascular y arterial periférica.
La diabetes es una enfermedad en la cual el páncreas no elabora insulina suficiente o no se la utiliza adecuadamente por los tejidos. Esta hormona (insulina) es indispensable para la correcta utilización de Glucosa (azúcar) proveniente de los alimentos. Esto determina que las personas diabéticas tengan altos niveles de Glucosa en sangre, situación que daña a diferentes órganos.
El sedentarismo y sobrepeso, asociado a los factores genéticos y hereditarios posibilitan que esta enfermedad se manifieste, en los últimos años, de manera epidémica.
Para comprender cómo actúa esta enfermedad, es importante comprender qué son y para qué sirven las arterias. Éstos, son órganos de distribución de sangre rica en oxígeno y nutrientes a todas las células del organismo.
Las arterias sufren aterosclerosis precoz, extensa y acelerada. La aterosclerosis es un proceso complejo que se inicia con el depósito de colesterol en la pared arterial, dando como resultado la formación de la placa de ateroma, que reduce la luz de la arteria.
Sabiendo esto, podemos razonar lo siguiente: la lesión de arterias coronarias genera angina de pecho e infarto de miocardio; la lesión de los vasos cerebrales, demencia y accidente cerebro- vascular y la lesión de las arterias de las extremidades inferiores, claudicación intermitente (dolor al caminar), gangrena y hasta amputación.
Enfermedad Arterial Coronaria:
La enfermedad arterial coronaria (o cardiopatía isquémica) la cual se manifiesta de tres formas:
1) Angina de pecho estable: dolor de pecho con un nivel constante de esfuerzo. Cesa con el reposo o la administración de nitroglicerina.
2) Angina de pecho inestable: al igual que el infarto, se manifiesta con dolor de pecho de reposo, que se prolonga en el tiempo. Debe ser tratada como una urgencia, ya que no existe oclusión completa de la arteria y por ende aún no hay muerte de las células cardíacas, pero hay riesgo de arritmias, infarto y muerte súbita.
3) Infarto agudo: por oclusión total de la arteria por un trombo. Muere el tejido irrado por la misma. La severidad del mismo depende de la cantidad de músculo cardíaco que se pierda. Por lo que es importante que la persona sea atendida en un hospital en el transcurso de la primera hora de iniciados los síntomas.
¿Cómo identificar el dolor de pecho cardíaco?
Es un dolor localizado en el centro del tórax, que puede desplazarse a mandíbula, encías, hombro, brazo o muñeca izquierdos, en general de tipo opresivo o quemante. El clima frío, consumo de cigarrillos o comidas copiosas pueden incrementar la intensidad y frecuencia de los episodios de angina. Es importante señalar que una gran proporción de diabéticos no tiene síntoma alguno (isquemia silente). Esto se desarrollara en otra oportunidad.
Para lograr disminuir la morbimortalidad en el paciente diabético se necesita un abordaje multidisciplinario (cardiólogo, endocrinólogo, clínico, enfermero, nutricionista, oftalmólogo).
Es necesario un chequeo cardiovascular anual, aún en el paciente “sano” desde el punto de vista cardiovascular, más aún teniendo en cuenta que muchas personas con enfermedad coronaria severa no experimentan síntomas.