
Alteración de la deglución en el niño con daño cerebral
Entrevista con María Silvina Maiorano - Lic. en Fonoaudiología - Directora CERIN-CET
Los niños con daño cerebral tienen un alto riesgo de padecer dificultades en la alimentación y sufrir desnutrición y/o deshidratación
La deglución es un acto muy complejo que requiere de la coordinación y de la contracción de numerosos músculos. A su vez estos movimientos deben estar combinados con la respiración.
La deglución forma parte de la función alimentaria y como toda función, se va adquiriendo y especializando con el correr del desarrollo. Apenas nace el bebe, logra la succión refleja, luego va adquiriendo la succión voluntaria, la mascación, luego la masticación, la prenso incisión, la sorbición, etc.
En un niño que sufre una lesión en un cerebro en desarrollo , las funciones se constituyen de manera distorsionada, valiéndose de experiencias sensoriomotoras inadecuadas, por lo tanto , vamos a ver niños con reflejos orales patológicos, hiperreactividad oral, movimientos inapropiados de la lengua, falta de control de la saliva, etc.
Las causas principales de la alteración de la deglución en el niño con lesión cerebral son:
- Disbalance neuromuscular de las estructuras involucradas en la deglución.
- Falla en la coordinación entre la deglución y la respiración.
- Alteraciones en la postura, sobre todo falta de control cefálico.
- Alteraciones en la sensibilidad oral.
- Déficit visuales o auditivos que le impiden anticiparse al momento de la alimentación.
Cuando el cerebro sufre un daño, la coordinación de todas las estructuras involucradas en el acto alimentario se ve comprometida, manifestándose síntomas como ahogos, extrusión del alimento, derrame de leche por las comisuras, dificultad para succionar o para masticar. Muchos pacientes terminan agotados y rechazando la alimentación.
Es importante la intervención temprana del especialista en deglución, quien brindará las estrategias de alimentación más adecuada para cada caso, por ejemplo, elegir la tetina apropiada, la mejor posición para succionar el pecho, elegir la consistencia adecuada del alimento, brindar experiencia sensorial adecuada previa al acto alimentario, entre otros.
Lo ideal es empezar a intervenir desde el momento en que el niño se encuentra internado y continuar luego trabajando en conjunto con un equipo de rehabilitación especializado. Dentro de lo que es el tratamiento fonoaudiológico se debe contemplar el asesoramiento a los padres que son los que hacen el principal trabajo, ya que conviven con el niño y lo alimentan de 4 a 6 veces por día, por lo tanto, se le deben brindar todas las herramientas para facilitarles la tarea y para que el paciente pueda alimentarse y principalmente a sentir placer en ello y que deje de ser una verdadera tortura para él y la familia.
Hay ocasiones en que el déficit para deglutir es muy severo y no cumple con las necesidades calóricas mínimas requeridas para el crecimiento y desarrollo. En otras ocasiones, la alimentación oral puede significar un riesgo vital, como por ejemplo cuando hay una incapacidad para proteger a la vía aérea durante el reflejo deglutorio y hay pasaje de alimentos hacia las vías respiratorias, produciéndose infecciones severas u obstrucciones respiratorias. En estos casos se debe recurrir a otra vía de alimentación no-oral, ya sea sonda nasogástrica o gastrostomía. Estas medidas nunca debemos pensarlas como definitivas, tratándose de un niño siempre hay que trabajar en pro de la alimentación oral.
Para concluir, podemos recordar que el acto alimentario es un acto de amor, de quien lo brinda como de quien lo recibe, no es un simple reflejo, es un acto donde el niño recibe estímulos de contención , de movimiento, táctiles, olfativos, gustativos y visuales, es también una herramienta de interacción social y de comunicación , un momento de sumo placer que continua siéndolo hasta la adultez, por lo tanto , hay que trabajar incansablemente para que los niños con daño cerebral puedan disfrutar de la alimentación.