Ginecología Martes 29 de Setiembre

¿Qué es la atrofia vaginal?

Dra. Carolina de Sensi Tocoginecóloga - M&L Medicina y Láser

Una disminución de los niveles de estrógenos, como sucede en la menopausia, es una causa potencial de esta enfermedad, que puede incidir negativamente en el placer sexual

La atrofia vaginal, también conocida como vaginitis atrófica, es un trastorno que consiste en el adelgazamiento de las paredes vaginales y en una disminución de su lubricación, lo que produce una mayor sequedad y dolor vaginal.  A su vez genera un impacto negativo en la calidad de vida de la mujer, fundamentalmente en la esfera sexual.

Es una patología muy prevalente en mujeres post menopaúsicas. De hecho, entre un 40% y un 60%  de las mujeres en esta etapa de la vida sufren síntomas urogenitales relacionados con esta entidad. Sin embargo, no es un problema exclusivo de este período, ya que también puede afectar a pacientes más jóvenes, aunque la incidencia es mucho menor.

A pesar de estos datos, se calcula que solo  un 20% de pacientes con síntomas relacionados con  vaginitis atrófica buscan ayuda profesional.

La causa principal es la disminución en sangre de los niveles de estrógenos; situacióncaracterística del climaterio. Las funciones de los estrógenos son varias, entre otras, favorecer el engrosamiento de la pared vaginal, aportar nutrientes como el glucógeno al epitelio vaginal, el cual es aprovechado por los lactobacilos, flora habitual de la vagina, para protección frente a microorganismos patógenos, facilitar la lubricación y vascularización vaginal. Se deduce, por tanto, que todas aquellas situaciones en las que se produce una disminución de los niveles de estrógenos, como la menopausia, son causas potenciales de atrofia vaginal.

El déficit de estrógenos genera un adelgazamiento de las paredes vaginales por involución tanto de la mucosa como del tejido conectivo, que se manifiesta en un aplanamiento de los pliegues y reducción del espesor epitelial. A su vez, produce un aumento del pH vaginal, lo que conlleva un desequilibrio de la microbiota, predisponiendo de esta manera a infecciones genitales. La falta de estrógenos también se asocia a una disminución del aporte sanguíneo y de la secreción y lubricación vaginal ya que esta se produce por trasudado. Todas estas alteraciones son las responsables de la sintomatología característica de la vaginitis atrófica.

Existen ciertos  factores de riesgo relacionados con el desarrollo de atrofia vaginal, como: la menopausia, la nuliparidad,  el no mantener relaciones sexuales (coito), ciertos fármacos que reducen los niveles circulantes de estrógenos, la aplicación de radioterapia sobre la región pélvica o quimioterapia, la ooforectomía bilateral, el estrés, el ejercicio físico excesivo y el consumo de tabaco.

Síntomas más frecuentes.

Las manifestaciones clínicas más comunes de esta entidad son: sequedad vaginal, ardor, sensación de quemazón, prurito, sangrado vaginal por microtraumatismos (por ejemplo, luego del coito), presencia de úlceras o lesiones en la pared vaginal, disuria o ardor miccional, incontinencia urinaria, estenosis del introito y  dispareunia o dolor durante la relación sexual; esto muchas veces suele asociarse a pérdida de interés por la actividad sexual lo que conlleva a conflictos en la pareja.

El diagnóstico se realiza a través de la anamnesis y el examen ginecológico en donde se puede visualizar directamente la apariencia de la vagina, que suele presentar unas paredes adelgazadas, pálidas u enrojecidas, e incluso  a veces se puede apreciar microabraciones.

Su tratamiento se puede abordar de varias maneras: como primera medida se debe recomendar modificar aquellos hábitos de vida que puedan favorecer la aparición de  la atrofia vaginal.

Se debe sugerir:

  • Abandono del consumo de tabaco: pues el  tabaco disminuye los niveles de estrógenos ya que aumenta la velocidad del metabolismo de los mismos.
  • Práctica de ejercicio físico moderado: ya que la obesidad se ha asociado a mayor sequedad vaginal.
  • Mantener una dieta equilibrada.
  • Mantener una vida sexual activa: tener relaciones sexuales de forma relativamente frecuente puede ayudar a aliviar los síntomas de la atrofia, ya que el estímulo mecánico mejora la elasticidad del tejido y la lubricación por el aumento de flujo sanguíneo.

En cuanto al tratamiento médico contamos con distintas alternativas como hidratantes, lubricantes vaginales, anestésicos locales, cremas de promestrieno (actualmente una de las terapéuticas más empleadas), terapia local con estrógenos aplicados como óvulos o crema, y en casos severos terapia estrogénica sistémica. Otra alternativa es el uso de ospemifene, un SERM útil para el tratamiento de dispareunia; o la utilización andrógenos como la testosterona o DHEA en crema. De todos modos el tratamiento debe individualizarse según cada caso en particular.

Es importante recordar  que la atrofia vaginal tiene solución y puede ser controlada y/o evitada. Es fundamental que la paciente se anime a hablar del tema y consulte al especialista en ginecología, pues su sexualidad no tiene porque disminuir después de la menopausia, y su calidad de vida tampoco debe verse afectada.


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