Riesgos y recomendaciones para la cirugía mamaria
Dra. Dalila Vidalle Especialista en Ginecología y Mastología. ICR (Instituto Cardiovascular de Rosario) Grupo Oroño.
¿Cuáles son las intervenciones que se realizan de manera más frecuente y arrojan los mejores resultados?
En la actualidad, el cáncer de mama es el tumor más frecuente en la población femenina tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo.
Mientras las tasas de incidencia aumentan lentamente en el mundo, probablemente debido al envejecimiento de la población y a un diagnóstico cada vez más precoz; las tasas de mortalidad descienden, debido sobre todo a un mejor resultado de los tratamientos y a la detección precoz. Se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida es aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres.
En la mayoría de las mujeres con cáncer de mama se emplea algún tipo de cirugía como parte del tratamiento. La cirugía mamaria es una intervención quirúrgica mayor, por lo que es necesario el ingreso hospitalario durante un tiempo variable, raramente mayor a tres días. Asimismo, es necesaria una anestesia, que siempre será de tipo general.
Antes de la intervención, es preciso realizar un estudio preoperatorio que consiste, en un análisis de sangre, un electrocardiograma y una radiografía de tórax
Cirugía mamaria.
Dependiendo de la situación, la cirugía se puede realizar por diferentes razones.
1. Extraer el tumor.
Hay dos tipos principales de cirugía: La cirugía conservadora y la mastectomía
• Cirugía conservadora.
Puede ser una tumorectomía (extirpación del tumor y un margen de tejido sano), o una cuadrantectomía (extirpación de un cuadrante de tejido mamario que incluye el tumor).
La cirugía conservadora siempre se ha de complementar con un tratamiento de radioterapia, con el objetivo de destruir las células tumorales que puedan quedar en la mama.
La tendencia actual es que cada vez se emplee más la cirugía conservadora para el tratamiento del cáncer de mama. La ventaja principal consiste en que la mujer preserva la mayor parte de su seno, sin alteración de la imagen corporal.
• Mastectomía
Consiste en la extirpación de toda la mama. Para algunas mujeres, la mastectomía puede ser claramente una mejor opción, debido al tipo de cáncer, el gran tamaño tumoral, antecedentes de tratamiento u otros factores.
Existe la posibilidad de que sea necesario un tratamiento con radioterapia tras la mastectomía, aunque esto ocurre raramente.
2. Averiguar si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos.
En este caso las opciones son:
• Biopsia de Ganglio Centinela.
Es una técnica cuyo objetivo es identificar el ganglio axilar sobre el que, en primer lugar, drena la mama. Si este ganglio está afectado, el resto de la cadena puede o no estarlo, pero se debe proceder a la linfadenectomía. Si no está afectado, el resto de la cadena tampoco lo estará, por ende no se debe realizar linfadenectomía. De esta manera, el riesgo de efectos secundarios derivados de la extracción de ganglios linfáticos es mínimo.
• Linfadenectomía.
El paquete ganglionar axilar es grande, se suelen extirpar entre 10 y 40 ganglios linfáticos. Actualmente solo se realiza linfadenectomía cuando existe una sospecha clínica fundada o se ha confirmado infiltración tumoral de los ganglios axilares mediante una punción de los mismos.
3. Restaurar la forma de la mama después de extraer el cáncer.
A esto se le conoce como reconstrucción. Ello proporcionará una mejoría estética, una mejoría en la imagen corporal e indudablemente repercutirá en el estado anímico.
Puede realizarse durante la cirugía (reconstrucción inmediata) o unos meses o años después (reconstrucción diferida). La intervención debe realizarla un cirujano plástico que, gracias a las nuevas técnicas, podrá crear una mama similar en forma, tamaño y textura a la no operada. La decisión de reconstruirse, debe ser siempre personal y basada en una buena información. En caso contrario, las prótesis externas pueden ser una buena opción.
4. Aliviar los síntomas del cáncer avanzado.
La cirugía puede ser útil para desacelerar la propagación del cáncer o para prevenir los síntomas. Por ejemplo, cuando el tumor está causando una herida abierta, para tratar un área de propagación que está presionando la médula espinal, el cerebro y el hígado o para proveer alivio al dolor.
Riesgos y Recomendaciones
Es importante tomar en cuenta los riesgos que se corren y los consejos para evitar cualquier problema que se pueda generar:
- Dolor y limitación de la movilidad del hombro.
- Alteraciones sensitivas. La pérdida de sensibilidad mejorará con el tiempo.
- Seroma. Puede aparecer una acumulación de líquido en la zona de la cicatriz, ligeramente molesta. Suele desaparecer unos meses después.
- Linfedema. Es mínimo tras la biopsia de ganglio centinela.
- Trombosis linfática superficial. Se manifiesta como reacción inflamatoria que recorre la cara interna del brazo con endurecimiento de los vasos linfáticos. Se debe acudir a un fisioterapeuta, quien realizará drenaje linfático, estiramientos globales y pautará ejercicios domiciliarios.
- Síndrome de dolor miofascial. Se caracteriza por pequeñas contracturas musculares. Es conveniente evitar los factores causantes, como: cicatrices, sobreestiramientos, sobreesfuerzos, etc.
- Cicatrices e irregularidades en la piel.
- Infección, sangrado y hematoma.
- Tejido muerto. Es más común en fumadoras.
- Asimetría.
- Ruptura, contractura o rechazo del implante.
- Riesgo general de la anestesia y reacciones a medicamentos.
Previamente a la cirugía, se debe preguntar y recibir toda la información sobre la técnica quirúrgica, los riesgos y complicaciones que conlleva la intervención, las secuelas que pueden permanecer y las recomendaciones adecuadas para minimizar dichas complicaciones.
No temer hacer preguntas, no importa lo insignificantes que puedan parecer.