Fibromialgia: cuando el cuerpo duele
Dr. Jorge G. Kilstein - Especialista en Clínica Médica. - Coordinador del Servicio de Clínica Médica Sanatorio Americano
La importancia del rol de médico clínico para el diagnóstico precoz, el abordaje integrador y un tratamiento basado en la relación de confianza con el paciente.
La fibromialgia es una enfermedad recién reconocida por la Organización Mundial de la Salud en los años 90, que constituye un problema sanitario de gran importancia y que afecta la calidad de vida de los pacientes de manera dramática.
La prevalencia de la fibromialgia según la población estudiada oscila entre el 0.7% y el 10%. Se caracteriza por dolor crónico osteomuscular generalizado. El dolor suele ser difuso y persistente y es característico que pueda desencadenarse o exacerbarse con la palpación de sitios anatómicos definidos. Además del dolor, es común que se presenten otros síntomas como fatiga, cansancio injustificado y trastornos del sueño.
El dolor generalizado en esta enfermedad tiende a fluctuar durante el día y cursar con remisiones y exacerbaciones; puede incrementarse por el frío, la ansiedad y determinadas infecciones. Genera una alteración muy significativa en la calidad de vida, determinando un círculo vicioso negativo dolor-depresión-dolor que paulatinamente afecta todas las áreas de desempeño de la persona, incluyendo lo laboral, lo social y familiar.
Además de su síntoma principal, el dolor, es común en la fibromialgia la aparición de otros síntomas o cuadros asociados: colon irritable, vejiga irritable, malestar abdominal, etc., tradicionalmente considerados como psicosomáticos. Un tercio de los pacientes con esta enfermedad tienen ansiedad o depresión, ya sea preexistente, concomitante o secundaria a la fibromialgia.
DIAGNÓSTICO CLÍNICO
Es una enfermedad que no puede ser diagnosticada por pruebas de laboratorio, radiografías, o biopsias musculares, ya que los resultados serán normales. Si bien es fundamental el diagnóstico clínico, los hallazgos del examen físico pueden no ser concluyentes, excepto por la respuesta a la presión de los puntos dolorosos que en un individuo normal no producirían ningún síntoma, y en los pacientes con esta enfermedad desencadena dolor. La subjetividad tanto en el médico como en el paciente juega un papel central en esta enfermedad.
HACIA UNA HIPÓTESIS DE LA CAUSA
Aunque no hay una respuesta definida acerca de cuál es la causa de la Fribromialgia, la hipótesis más aceptada considera que esta enfermedad responde a un incremento de la percepción del dolor a nivel del Sistema Nervioso Central; es decir, existiría un umbral más bajo en estos pacientes para los estímulos dolorosos. También se observó una disminución de la vía del control del dolor, lo que limita la modulación y reducción de la señal dolorosa.
Se han señalado, además anormalidades en el sistema endocrino- específicamente en el eje hipotálamo hipofisario suprarrenal- en las vías de los neurotransmisores serotonina, adrenalina y dopamina, y en las citoquinas que intervienen en los mecanismos inflamatorios e inmunológicos.
UN TRATAMIENTO COMPLEJO
El abordaje es complejo y en gran medida sintomático. La evolución de esta enfermedad es crónica, pero su pronóstico es favorable si se realiza un diagnóstico precoz, se establece una relación médico-paciente positiva, se brinda la información correcta y se planifica una estrategia terapéutica interdisciplinaria.
Dentro de las opciones del tratamiento se encuentran los agentes farmacológicos que pertenecen al grupo de antidepresivos y medicamentos que se utilizan para modular el dolor, generalmente combinados con ejercicios de fortalecimiento muscular, técnicas de relajación para aliviar la tensión muscular y la ansiedad y el aporte de la psicoterapia, kinesiología, terapia ocupacional y recreacional, etc. que mitigan el impacto de esta enfermedad.
La complejidad del cuadro de la fibromialgia, con sus expresiones en el plano psicológico, cognitivo, social, familiar, laboral etc. sumado a la elevada frecuencia con la que se presenta en la población, y a lo ambiguo de sus métodos diagnósticos, la convierten en un desafío enorme para el sistema de salud. Es erróneo considerar a esta enfermedad como un cuadro reumatológico, endocrinológico, psicosomático, etc. El médico clínico, con una formación sólida en la medicina ambulatoria, que aborde el problema con un enfoque integrador y transdiciplinario y que asume el rol de conducir el plan terapéutico en una alianza con el paciente basada en la confianza y el respeto mutuo, es una pieza clave en su manejo.