¿Cuáles son las Adicciones del Siglo 21?
Dr. Gustavo de Vega - Médico Psiquiatra - Director de AVCD.
el final de siglo nos enfrenta cruelmente con una situación de consumo masivo de alcohol y drogas en escalas nunca vistas
Desde la segunda mitad del siglo pasado se evidenció un crecimiento alarmante del consumo de drogas que se difundió rápidamente a nivel mundial. Comenzaron en los países europeos y en Norteamérica como un fenómeno ligado a manifestaciones rebeldes que se involucraban con avanzadas culturales, algunas de ellas con marcado acento “psicodélico”.
El consumo de marihuana, heroína, LSD, anfetaminas y barbitúricos se transformó en una oleada psicotóxica que se difundió y continuó sobre las últimas décadas del siglo 20 con la sumatoria de psicofármacos benzodiacepinicos y drogas sintéticas de diseño siendo las metanfetaminas las más reconocidas.
Paulatinamente, el consumo de drogas se mimetizó con diversas expresiones de la cultura aunque prevaleció la visión mediática predominante del consumo inyectable de drogas “pesadas” por parte de grupos que se deslizaban “oscuramente por territorios marginales”. Esta imagen se acentuó con estigmatizaciones y estereotipos delictuales excluyentes ligados a la persistente e infructuosa guerra contra las drogas.
Sin embargo, el final de siglo nos enfrenta cruelmente con una situación de consumo masivo de alcohol y drogas en escalas nunca vistas por el alcance demográfico y, muy especialmente, la precocidad de adolescentes en uso y consumo habitual de sustancias psicoactivas.
En nuestro país las estadísticas crecen a pasos agigantados y muestran que se han emparejado rápidamente con otras latitudes, aunque existe una marcada diferencia respecto al rol del estado, específicamente las instancias responsables de salud pública en todos los niveles de incumbencia.
Actualmente muchos países reconocen la problemática priorizando la prevención inteligente y ofreciendo programas de tratamiento hipercomplejos de alta calidad considerando la diversidad y promoviendo articulaciones multidisciplinares. Mientras tanto en nuestro país se considera al llamado consumo de drogas “recreativo o social” como instancia que en algún momento daría lugar al llamado consumo “problemático” sin que nadie pueda explicar cómo se plantea coherentemente dentro del marco de la salud pública.
Mientras se promueve la favorable cesación tabáquica y se limita el consumo de bebidas alcohólicas a menores (al menos la legislación así lo dice), se desconocen y minimizan los daños severos que las drogas producen al incrementar vulnerabilidades en el presente de miles de jóvenes. Nos referimos a las distorsiones cognitivas y emocionales que causan trastornos severos obstaculizando de manera perversa la construcción del futuro cercano.
Finalmente podemos concluir que en nuestra región durante los últimos 15 años se ha generalizado el consumo de alcohol y drogas en jóvenes adolescentes de una manera “recreativa” profundizando la negación de los daños en el presente como las vulnerabilidades hacia futuro. Por lo tanto, la situación actual es consecuencia directa del desempeño de quienes son los responsables de las políticas públicas en la temática y que deberán asumir que estas consecuencias pueden ser mejoradas con la inclusión de criterios disponibles y absolutamente accesibles que ofrecemos luego de más de 30 años de actividad en nuestra región.