Salud Mental y Locura Cotidiana
Marcelo Etchepare - Psicólogo
Desde el Psicoanálisis la neurosis no es una enfermedad, es una estructura mental que se complica, a partir de un conflicto que no pudo resolverse
La salud es un bien necesario para tener un estado de bienestar y armonía. Por lo general siempre se lo toma solo como una cuestión biológica, cuando el cuerpo pierde su equilibrio aparecen los síntomas, las dolencias, el malestar, el dolor, es decir nos aparece una urgencia y recurrimos al Médico, este profesional nos revisa, nos diagnostica y luego trata de buscar la manera de restablecer la salud con diversas indicaciones y medicaciones para sanar el problema. En general los problemas biológicos son bastantes visibles, se sienten muy fuerte y uno tiene la esperanza que el Doctor con sus conocimientos lo pueda ayudar.
Con la salud mental no es muy diferente. Resulta que la cuestión Psicológica tiene mala fama y cuando se dice que alguien tiene un problema mental suena como un descalificativo. La historia de la locura es oscura, hace siglos cuando alguien estaba loco se lo encerraba para que no entorpezca la comunidad. Aquella locura era grave y cuando los profesionales trataban de curar la cuestión “psicológica”, se trataba de pacientes que estaban socialmente demonizados por la sociedad, literalmente, hasta se llegó a decir que un espíritu maligno lo había poseído. La tecnología en los estudios de la mente a avanzado mucho. Hoy esas personas si tienen la posibilidad de tener un tratamiento viable. Pero la cuestión no quedó acá.
Tanto han avanzado las técnicas que se han diversificado las especialidades y objetos de estudio. Psiquiatría, Neurología, Psicología, etc. El término de salud mental se amplió bastamente. Hoy sabemos que no es necesario estar “loco” como antes para comprender que la desarmonía mental es una realidad común en cualquier sujeto. Hoy la locura pasa por otro lado, la locura de lo cotidiano, del estrés, de la inserción en la cultura y de lo que no sabemos. ¿Qué es esto?... el conflicto neurótico. Desde el Psicoanálisis la neurosis no es una enfermedad, es una estructura mental que se complica, se “enferma” a partir del conflicto neurótico, un conflicto que no pudo resolverse al momento de inscripción en la cultura, y como uno en aquel entonces no tenía los recursos, éste fue reprimido y pasó ser inconsciente. Imaginemos, uno viene de un lugar cálido, sin mayores molestias sin hambre ni frio y de repente nos expulsan, nos reciben con una luz cegadora y un chirlo, que aunque ahora no lo es en la práctica, lo es en lo simbólico. Y recién comenzamos, eso no es nada en relación a lo que viene.
Luego aparece la relación con el otro. El problema de crecer es que nunca somos el mismo, cuando nos comenzamos a adaptar el escenario éste se modifica, las cosas cambian y cuando esto es “traumático”, deja sus efectos y casi siempre lo es. Un día sentimos que somos el centro del mundo con una madre que nos ama, nos amamanta, nos cuida en sus brazos y de repente nos saca la teta, no nos tiene en brazo y empezamos a ver que nuestro objeto de amor tiene otras cosas, no somos lo único para ella. De repente nos encontramos que ella tiene un amor distinto y especial con otra persona, con nuestro padre o con un nuevo hermanito o con quien sea. Las cosas cambian de una manera que no podemos comprender. No lo entendemos, no tenemos los recursos para comprenderlo y estos conflictos dejan sus marcas. La cuestión es que este pequeño ejemplo es solo una de las manchas del tigre. Cada sujeto vivirá millares de situaciones con diversos impactos interrelacionados entre sí como una gran red, un complejo inmenso del cual no sabemos nada. Y el día de mañana estos conflictos van a volver.
El problema de crecer es que nunca somos el mismo, cuando nos comenzamos a adaptar el escenario éste se modifica, las cosas cambian y cuando esto es “traumático”, deja sus efectos
Con el paso del tiempo se acumulan y el problema de esto es que al no poder resolverlos ni soportarlos se reprimen y quedan en el inconsciente. Por lo tanto el día de mañana cuando aparezca una situación dónde el escenario sea similar al que se sufrió con anterioridad comienzan los problemas. Se intenta resolver de forma indefectiblemente fallida. Síntomas, inhibiciones, angustia, malestar. De repente ciertas cuestiones toman un grado de magnitud incomprensible. Sin sentido, completamente desubicado y fuera de lugar.
A modo de ejemplo yo le preguntaría, que pasa sí usted viaja a otro país, otra ciudad con un contingente de personas a un lugar que no conoce. En un momento se da cuenta que los perdió, el guía y sus compañeros desaparecen de vista. ¿Qué hace usted? Lo más probable es que encuentre una docena de maneras de ubicarse, de contactarlos, de solucionar el problema, aunque no pueda relacionarse con el entorno porque las personas alrededor hablan otro idioma. Usted como adulto si no está en conflicto con la situación, sin problemas resuelve el tema rápidamente. Ahora, ¿que pasaría si esto sucede cuando usted tenía 4 o 5 años? Usted viaja con su familia a un lugar que no conoce y se pierde. Lo mismo que cualquier chico de esa edad, intenta hacer contacto visual con sus padres y si no lo logra se va a sentir perdido, desamparado, entrará en un estado de pánico tal que el llanto desesperado será incontrolable. Uno no cuenta con los recursos simbólicos ni cognitivos para resolver el problema, quedará a la buena de dios, de los padres en encontrarlo o en los adultos cercanos en ayudarlo. Si este problema se inscribe como conflicto neurótico por los motivos que sean, el día de mañana retornará, aunque no tenga recuerdo presente de los sucedido, las manifestaciones aparecerán de alguna manera. ¿Cómo? Todo depende como se halla inscrito. Por ejemplo, le vuelve a pasar como adulto y va a reaccionar como aquel niño. Angustia, pánico, desolación, vulnerabilidad, etc. En principio también sentiría que no podría resolver el problema y no lo haría o no podría hacerlo, simplemente porque hay un conflicto neurótico no resuelto que incide, reincide. Está como una amenaza fantasma, pero está. Es por este mecanismo que aparece el síntoma, la angustia, la inhibición, etc.
El ejemplo de recién es un ejemplo casi burdo y exagerado, pero es a modo de ejemplo, además de posible. La realidad es que el psiquismo es mucho más sutil y sensible. Un niño perdido es una realidad amenazante de donde se lo mire. Los “cucos y fantasmas” se perciben en cada sujeto de una manera distinta. No es necesario que sea real la amenaza para que dejen marcas que no se pueden resolver.
Los “cucos y fantasmas” se perciben en cada sujeto de una manera distinta. No es necesario que sea real la amenaza para que dejen marcas que no se pueden resolver.
En un tratamiento psicoanalítico lo que se busca es la dirección de la cura mediante el análisis de la historia personal, de manera tal que se pueda hallar el origen de problema, del conflicto neurótico que al día de hoy se trata de resolver en forma fallida con los hechos actuales. Si no se resuelven no solo se va tropezar dos veces con la misma piedra si no que sin darse cuenta se la va a buscar una tercera vez para que eso pase. Lo reprimido se quiere hacer escuchar y la manera que lo hace no es buena para uno y lo hace de maneras muy variadas, ciertamente incontables. Con las emociones, los actos, la vida cotidiana, el cuerpo… produce o colabora a enfermar, la disfunción sexual no natural, etc. Si hay un conflicto por más tonto que parezca no se cura solo ni desaparece, se desplaza a otra expresión, a otro síntoma cada vez más intenso.
Es por esto que es necesario poder comprender que es lo que nos pasa, no tropezar nuevamente con la piedra, no angustiarnos innecesariamente, no quedar catatónicos ante la realidad diaria, no enfermar por cosas que no deberían, no estar mal simplemente por cosas no resueltas.