Pánico en un vuelo

Si queremos tener control debemos enfrentar nuestros miedos. La solución a través del método EMDR

“Tengo que viajar con mi marido al exterior”, me dijo una paciente.  “No creo que pueda hacerlo; el vuelo anterior fue una pesadilla”; “tengo mucho miedo de volver a tener un ataque de pánico”. “Me faltaba el aire; tenía taquicardia, sentía opresión en el pecho y nauseas,  estaba mareada, era horrible”.

Le expliqué detalladamente cómo trataríamos el problema; Comienzo por explicarle la diferencia entre miedo y ansiedad. La ansiedad es una espera en tensión porque uno no sabe que sucederá en una situación concreta;  el miedo es un comportamiento que nos pone ante el dilema de luchar o huir. Se tiene miedo antes,  pero, pero una vez que me decido a actuar, mi miedo desaparece, mientras que la angustia tiene que ver con el miedo a estar solo ante una situación que considero amenazante para mi autoconservación.   

Lo haremos en tres fases:

Primero, un procedimiento llamado Lugar Seguro: aumenta el autocontrol y la reducción del estrés. Es una práctica de oasis emocional de apoyo previa que se utiliza también para procesar situaciones de estrés postraumático provocado por accidentes, abusos y otros eventos dañinos.  

La segunda fase del tratamiento es Instalación de Recursos: este procedimiento consiste en que el consultante busque en su  memoria situaciones en las que contó con recursos propios para enfrentar situaciones críticas. Todos contamos con ellos; lo que ocurre es que habitualmente no los recordamos, pero están allí, almacenados en nuestra memoria episódica, hay que activarlos. Este procedimiento tiene la finalidad de que el consultante pueda recurrir a él  cuando necesite controlar su ansiedad. La paciente, en este caso,  eligió un evento de su vida donde actuó segura, firme y decidida.  

La tercera fase del procedimiento -el fundamental- se realizó con el método EMDR acompañado de Hand Tapping y Anteojos Hemisféricos de Activación Bilateral, éstos producen una dinámica cognitiva que facilita el manejo conciente del problema. Le aclaro: “Tenga en cuenta que va a procesar un recuerdo”. Le digo, “ahora usted procesará sobre una base segura”; ella asiente afirmativamente con la cabeza. Le pido que se concentre en  la  situación: “Cuénteme lo que siente”; responde, “Estoy sentada en el avión muy asustada”. Le pregunto, “¿qué piensa negativamente?”; responde, “no puedo controlar la situación, me supera”. Pregunto, “¿qué quisiera pensar positivamente en oposición a no poder controlar  la situación?”; responde, “puedo confiar en controlarme”. Pregunto, “¿qué emoción siente?”; responde, “angustia, miedo”. Pregunto “¿en qué parte de su cuerpo siente angustia?”, responde “opresión en el pecho y en la boca del estómago”.     

Contrario a lo que se piensa, el cerebro humano procesa a través de redes neuronales con extraordinaria rapidez, pero por partes, integrando funciones que han quedado sin participar, generando conexiones neuro-sinápticas sanas. De pronto le surge un recuerdo: “era una niña, fuimos con mi hermano mayor a un parque de diversiones, subimos a la “vuelta al mundo”; cuando comenzó a girar sentí que me descomponía, pero me tomé de la mano de él y se me pasó poco a poco, sentí que no estaba sola, él me acompañaba y me cuidaba”. “Lo está haciendo muy bien”, le digo. Sigo practicándole Hand Tapping. De pronto comienza a bostezar; está en estado sedante; es un indicio de que el reprocesamiento está en el camino correcto.  Finalmente me dice, “me siento bien, tengo un poco de sueño, me siento tranquila”. 

El Método EMDR

EMDR  es un método que ayuda a aliviar el estrés postraumático, reduce los miedos y la ansiedad potenciando los sentimientos de calma y seguridad. Cuando un recuerdo traumático se repite es un indicador de que existen redes mnemónicas de la memoria episódica que se encuentran inconclusas por un efecto de shock; éstas pueden ser tratadas, llenando las lagunas mentales, enfocando aquellos pensamientos negativos de la experiencia vivida para quitarles su dañina carga emocional. Al regreso del viaje me comentó aliviada y satisfecha que pudo viajar sin tropiezos; “Tuve al comienzo un leve estado de angustia, pero me tomé de la mano de mi marido, me controlé; todo salió bien”.

Si queremos tener control debemos enfrentar nuestros miedos. Valoré que ella hubiera decidido afrontarlos, podría haber elegido renunciar a viajar, a disfrutar.  Considero que soy portador de una profesión de ayuda; para mí es una bendición poder ayudar a los demás a mejorar su calidad de vida.