El estrés y la enfermedad en el cuerpo

La palabra médica no solo humaniza, sino también tiene el poder de inmunizar

He visto en algunos artículos que usted habla de una ruptura de la relación entre la mente con el cuerpo, ¿qué quiere significar?

Nuestro modo de pensar ha optado por separar mente y cuerpo de modo que no se hayan integrado ni articulado. Hay un dominio del pensamiento objetivo que define lo real en términos de materialidad, ignorando el mundo del pensamiento como parte de un todo.

Esto ha traído innumerables dificultades en el arte de comprender cómo y por qué ocurre lo que ocurre, por ejemplo, por qué enfermamos y por qué las mismas enfermedades tienen una evolución tan diferente. Para restablecer este puente roto es necesario ligar aquello que pensamos, sentimos y creemos, en sus efectos sobre lo que nos pasa.

¿Las neurociencias reconstruyen los puentes rotos?

El avance de las neurociencias nos acerca a alguna comprensión de esta relación truncada, pero no alcanza. No incorporan aún el valor que tiene la palabra en sus efectos sobre el cuerpo y transcurren por carriles demasiado biologicista.

Este modo de pensar ha llevado a que se recurra  artificios para explicar lo que aún no se explica, como Dios, la mala suerte, o la genética,….intentando justificar lo que se ignora.

Usted habla de la relación del miedo con la inmunidad, ¿podría desarrollar este concepto?

A mi entender hay una relación directa entre lo llamado estrés, los miedos fundamentalmente  y la inmunidad, esta decae en situaciones de alto impacto de temor o en procesos sostenidos de estrés.

Esta relación abre un capítulo importante en lo que concierne a la relación medico paciente, ya que el profesional jamás debería “asustar” a quien asiste no solo ya por cuestiones humanas sino inmunes.

El médico siempre ha de esperanzar, escuchar y calmar, poniendo las verdades estadísticas entre comillas y prestando más atención a las situaciones excepcionales de restablecimiento que a diario ocurren.

Llámese milagros que en realidad a mi entender  son hechos psiconeuroinmunoendocrinologicos no entendidos. Y esto no es disfrazar la realidad sino crear nuevas realidades, a partir la importancia que para la evolución de las enfermedades tiene los sentimientos y las creencias en su contacto inmunitario.

¿Se considera un médico alternativo?

No, solo uso alternativas médicas.

¿Hay alguna responsabilidad del paciente cuando enferma?

Responsabilidad sí, culpa no. Es que cada uno de nosotros puede hacer algo más por sí mismo en el proceso de curación. Quizás de este modo aliviaríamos la carga de la omnipotencia que tienen que soportar los profesionales de la salud.

Los trastornos en las relaciones que vivimos, nos dejan atrapados y esto suele pasar al cuerpo.

¿De modo que usted dice que los problemas con el otro y consigo mismo podrían influenciar en lo que ocurra con la enfermedad?

No tengo duda de ello. A veces recibimos un diagnóstico pesado. Esto obra como un “sablazo en el cuerpo desnudo”.

A partir de aquí, nuestra conciencia adquiere miedos en los que uno queda encerrado, y estos miedos atacan nuestra inmunidad, entrando en un círculo vicioso.

Un ginecólogo decía mientras palpaba la mama de una paciente….”algún familiar con cáncer”….dato preventivo o estadístico que induce un miedo que le llevará varios años de análisis.

No es que como profesional yo no deba diagnosticar, pero el modo y mi perspectiva de curación de lo que se padece tendrá que ver con la evolución de lo que ocurra

La relación medico paciente se establece en términos de poderes y expectativas. De modo que la palabra ha de estar utilizada con gran responsabilidad y no puede uno decir lo que se le ocurra, como si esto no importara.

Se ha de asumir responsabilidad con lo que se dice, ya que la palabra dicha desde el poder hace a la evolución de la enfermedad.

Un oncólogo decía a su paciente : ”no es que esta droga no funciona, sino que usted es resistente a ella”. Es el arte de desresponsabilizarse y culpar a quien padece. Encima que se dificulta su recuperación se le hace cargo de lo que le ocurre, en términos causales.

O SEA QUE LA PALBRA EJERCIDA DESDE ALGUN PODER AFECTA NO SOLO AL ANIMO Y ESPIRITU, SINO AFECTA consecuentemente la evolución de la enfermedad.

El profesional no debe ”asustar”, sino observar y comprender ,acompañar a quien padece, pero para esto tendrá que comprender la interrelación mente cuerpo y la responsabilidad del uso de su palabra que jamás es inocua.

Ha de esperanzar siempre, recordando todos los casos excepcionales que el ha visto en los cuales gente “se curó de cosas incurables, que han sido explicados por “obra de dios”.

Yo trabaje 10 años en un instituto psiquiátrico, y pude ver que los locos no solían enfermar el cuerpo, es que no tenían esposa, documentos, vencimientos ni impuestos a las ganancias. Entonces, ¿de que se iban a enfermar?

¿Entonces, sería tarea del profesional despejar temores y bajar el estrés?

Por supuesto, hay un capítulo para conversar en este punto, pero diré que lo que nos marca no es el acontecimiento exterior, sino el modo de vivirlo, que es singular y propio de cada uno.