Psiquiatría Jueves 07 de Enero

Hacia una sexualidad funcional (II parte)

Dr. Jorge Guareschi. Médico Psiquiatra.

Una vida placentera y amorosa

En la nota anterior hablamos de la sexualidad como un tema tabú, de lo que no se habla. Abordamos la sexualidad en la pareja y cómo puede vivirse de forma plena y satisfactoria.

Hay parejas que consideran el acto sexual como un deber conyugal, donde luego de treinta o cuarenta años llegan a preguntarse ¿y de esto se trata la sexualidad?

La importancia del sexo en la pareja, depende de cada uno y de cada circunstancia. La sexualidad (intercambios afectivos) en la pareja,  es desde mi punto de vista, lo MÀS IMPORTANTE, dependiendo de la edad, obviamente. Tal vez a los 70 u 80 años, esto sea lo menos importante de lo más importante.

A los 20 años  la forma coital activa es significativa. Con el transcurso del tiempo, nos damos cuenta que se puede disfrutar de otra manera, con caricias, abrazos. Es necesario saber que la mujer tiene mucha más capacidad orgasmática y diferentes tipos de orgasmos  (hasta en toda su piel). No es lo mismo un orgasmo vaginal, que un orgasmo clitrorídeo o del punto G. El clítoris si bien es diminuto por fuera, es una estructura interna mayor. La mujer posee muchas vías sensitivas, que  el hombre en general desconoce y que por lo tanto la pareja se priva de experimentar. Hasta la mujer misma, increíblemente desconoce sus centros de placer. Quizás por esta  “mayor capacidad para disfrutar” por lo que se las ha castrado durante tanto tiempo.

Recordemos que no hace tantos años, incluso en la actualidad, debían casarse siendo vírgenes. Las han castrado y en muchos casos, les arruinaron la vida y la de su familia, porque obviamente esto repercute y fluye en cascada en el entorno, fundamentalmente en los hijos. Es increíblemente terrible que se la haya castigado a la mujer a lo largo de la historia por poder disfrutar de su sexualidad, por sentir deseos y placer. Y lo que es peor, frenar sus impulsos hasta en el mismo acto sexual por no corresponder “a una mujer digna”. Lo indigno es no sentir, coartar esas sensaciones de profundo placer, que en vez de pecado, considero bendiciones. 

La diferencia de edad juega acorde a cada persona y a cada pareja. Si ambos son relativamente jóvenes, casi no se va a notar la diferencia. Todo dependerá de la educación, de la apertura, de cómo se haya llegado física y mentalmente a ese momento y si han trabajado esos 5 puntos a los que hicimos referencia  en la nota anterior: eliminar los traumas, mantener una buena salud física y mental, animarse a la autoexploración, tener una mente abierta y permitirse experimentar.

En cuanto a la frecuencia sexual depende de la edad. Los adolescentes pueden tener relaciones de forma diaria, entre los 40 y 50 años, de 3 a 5 veces por semana. Pero tengamos en cuenta que prima la calidad, cómo uno se siente con uno mismo y con la pareja.

Hay que auto conocerse, y aprender a pedir. Comentarle a la pareja qué nos gusta, qué nos es placentero y displacentero para poner límites (no es conveniente la sexualidad incondicional ). Es trascendente la sexualidad dentro de la pareja o del matrimonio, siempre que no sea NO sea OBLIGADA. Si no se ejerce la sexualidad en sus más variadas expresiones, estamos con un amigo o, en el mejor de los casos, con una compañera pero no con una pareja. 

Se puede llegar mejor a los 50 que a los 20, porque vamos a disfrutar más una sexualidad placentera y amorosa (si hemos aprehendido todos los puntos anteriores ). Con el transcurso del tiempo nos damos cuenta que no es sólo lo coital. A través de los años hay todo un cuerpo que siente y se puede encender de otra manera, que la mujer disfruta mucho màs con otras cosas, no sòlo con la penetración, por ejemplo con dulces palabras, caricias, buenos tratos, con el sexo oral o manual. Si llegamos a una vida sexual plena y feliz vamos a transitar  más felices por nuestra vida y  consecuentemente vamos a estar mejor con nuestro entorno.

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